McDonalds en la Marina Seca
Guelaya considera un mal negocio arrebatar terreno al mar para construir una hamburguesería.
El reciente anuncio por parte del gobierno de la ciudad de que se va a construir un McDonalds en la marina seca del puerto deportivo evidencia la mala gestión y la falta de coherencia de nuestros gestores.
Los melillenses tuvimos que ver cómo nos arrebataban un buen trozo de playa para la construcción del puerto deportivo. La marina seca del mismo costó mucho dinero de las arcas públicas, y sus dimensiones debían obedecer a las necesidades del nuevo puerto deportivo. Resulta ahora que sobra sitio. No saben qué hacer con el suelo vacío y se decide permitir la ubicación de distintas empresas. Se barajaron como posibilidades una empresa de calzado, un supermercado y un establecimiento de comida rápida.
En Guelaya pedimos a nuestros gestores que expliquen por qué sobra sitio y cuánto dinero costó construir la marina seca.
Cada metro de terreno ganado al mar es carísimo y, solo debe hacerse esa inversión si la expansión es ineludiblemente necesaria. El mismo criterio sostenemos en Guelaya para oponernos a la ampliación de un puerto que está infrautilizado. Amén de la evidente necesidad de defender un patrimonio de incalculable valor, como es la gran colonia de Patella ferruginea que habita en la escollera Norte del puerto.
Podríamos decir, como dirán muchos, que lo hecho, hecho está y, si sobra sitio, habrá que rentabilizarlo. Y estamos de acuerdo en lo último, pero no podemos dejar de levantar la voz ante la nefasta gestión de nuestras playas y de nuestro dinero.
Por otro lado, es necesario analizar el tipo de empresa que interesa en la marina seca. Lo lógico sería dedicar el terreno a actividades relacionadas con la náutica. Nuestros gestores no son capaces de dedicar el terreno, por ejemplo, a la ubicación de un gran club de actividades de vela ligera, piragüismo, snorkel, paddle surf… que podría atraer muchos visitantes en verano. Melilla cuenta con una bahía y un clima que la hacen privilegiada para la práctica de actividades deportivas náuticas y, al margen de la buena labor que hace el Club Marítimo, llama la atención el poco interés que se presta a la Federación Municipal de Vela.
La apuesta por una vocación náutica de la ciudad podría generar muchos puestos de trabajo, sería saludable y sostenible.
La decisión final de autorizar un McDonalds no puede ser más contraria a la filosofía de un puerto que presume de tener bandera azul: la sostenibilidad. Se instalará un negocio que utiliza vasos, platos y cubiertos de usar y tirar. El mayor generador de residuos de todos los posibles negocios de restauración; y lo tendremos al lado de una bandera azul que aboga por no generar residuos y reciclar los que se generen.