PIGREMEL

La ciudad estableció sus objetivos de reciclaje al aprobar en el pleno de la asamblea el plan de residuos de Melilla (PIGREMEL) y está obligada a cumplir lo que se impone a sí misma.

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  • Guelaya presentó como alegación elevar el porcentaje de reciclaje y se aceptó el reciclaje del 50% de los envases plásticos.

 

  • El COVID-19 ha disminuido los residuos por la bajada de actividad económica pero ha aumentado las toneladas diarias de escorias de la incineradora

 

  • Aunque los residuos de construcción y demolición se han reducido a la mitad en el mes de abril la situación de los escombros sigue siendo un caos.

 

Comparando los resultados de la producción de residuos entre este mes de abril y el mes de abril del año pasado, el confinamiento provocado por la pandemia no nos está provocando ninguna ventaja ambiental.

El conjunto de residuos ha disminuido como consecuencia del cese de la actividad económica, los escombros han bajado a la mitad y se han producido 100 Tn menos de cartonajes. Pero por contra, otros tipos de residuos han aumentado, especialmente los biosanitarios, que se han duplicado, y los envases de plástico, que se han quemado en la incineradora en una cantidad casi 6 veces mayor que en el mismo mes del año anterior.

 

Además, la incineradora ha quemado más basura si atendemos a la producción de Tn de escorias, que pasaron de  818,58 a 887.

 

Estos datos ponen de manifiesto la importancia de reciclar, y las personas que aconsejan en esta materia al consejero deberían recordar que lo que dice la Ley de residuos es que las autonomías fijarán sus propios objetivos en planes de gestión. Y en Melilla tenemos el PIGREMEL 2017-2022 vigente, aprobado en el pleno de la asamblea de la  ciudad  y publicado al igual que su Evaluación Ambiental Estratégica.

 

Cualquiera puede leer las alegaciones que se le hicieron a PIGREMEL y quien las presentó. En el BOME del 28 de septiembre del 2018 vienen todas, y entre ellas, las 10 que presentó Guelaya.

 

Y de las dos que parcialmente se nos aceptaron, una de ellas trataba sobre el aumento de los porcentajes de reciclaje, y sí, en Melilla se aprobó que se reciclarían el 50% de los envases de plástico, y se valorizarían el 50% restante, y en estos momentos estamos reciclando menos del 20% y quemando más del 80%. Y eso es un mal dato que indica que el PIGREMEL no funciona y nos está dando problemas.

 

Aumentar las toneladas de escorias que se incineran y se vierten ilegalmente según nuestro criterio en el vertedero público de inertes es echar leña al fuego, porque el objetivo de reciclaje de residuos de construcción es del 90% y el actual es quizás del 10% siempre que como dice PIGREMEL se distinga entre residuo tratado y residuo reciclado.

 

Y colmatar el vertedero de inertes sin poner en marcha el plan de medidas específicas que PIGREMEL incluye es llevar la política de residuos de la ciudad a un casos absoluto, por que nadie va a financiar una obra pública faraónica como la ampliación del puerto, que era el destino de cientos de miles de toneladas que se llevan acumulando en la ciudad desde hace una década.

 

Por eso en materia de residuos, el año que ha pasado no puede ser valorado como bueno, y el COVID 19 solo ha influido en hacer visibles las deficiencias del plan y la falta de cumplimiento de los objetivos que la Ciudad se ha auto-impuesto, ahora que podemos despedirnos de las inversiones millonarias de la ampliación del puerto tras la crisis que nos amenaza por la pérdida de más del 10% del PIB nacional.

 

vertedero de inertes y escorias
Escorias de la incineradora en el vertedero de inertes

 

 

 

La política de residuos de la ciudad sigue incumpliendo los objetivos legales de reciclaje

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Esperamos que la próxima celebración del Día del Medio Ambiente el 5 de junio se abra un debate público y en el gobierno de la ciudad sobre la importancia de una salida en verde de la pandemia

 

  • Los porcentajes de reciclaje anunciados para los primeros 4 meses del año son datos que hablan del fracaso de una política de residuos anacrónica.

 

  • El final de la alerta sanitaria tiene que estar basada en una salida verde de la actividad económica para encarar la emergencia climática en lugar de empeorarla.

 

  • Guelaya denuncia la falta de respuesta del consejero a las peticiones de información que le hemos enviado en los últimos 9 meses

 

Todos los indicadores de reciclaje son malos, por uno u otro motivo. La ausencia de ambición en cumplir objetivos legales y los planes aprobados para la ciudad (Plan Integral de Residuos, PIGREMEL) se esconden con falsas valoraciones positivas que no contribuyen a solucionar un problema ya demasiado antiguo en la ciudad.

 

Guelaya insta a la consejería de Medio Ambiente a no esconder la realidad que ha heredado sobre política de residuos y sea ambiciosa ahora que vemos la luz al final del túnel de la pandemia y necesitamos una salida en verde para activar la economía.

 

El Plan Integral de Residuos (2017-2022) no está funcionando, y negando el problema no vamos a salir adelante.

 

Las 182 toneladas (Tn) de envases ligeros reciclados en lo que va de año no es más que el 17% de lo que hemos producido. PIGREMEL calculó 3.126,54 Tn de envases ligeros producidos para este año  en el escenario de que se mantengan los porcentajes de producción de 2015. El dato es en realidad más bajo porque el consumo de envases ligeros por ejemplo ha aumentado con el confinamiento.

 

Las 294 Tn de papel y cartón reciclados en lo que va de año suponen un insignificante 1.7% de la producción esperada para cuatro meses. En realidad, este nivel tan bajo se debe más bien a la bajada de la actividad económica reciente, agudizada por la crisis comercial anterior de la frontera.

 

El vidrio, con las 197 Tn recicladas, ofrece el mejor datos, un 41% sobre la producción esperada en 4 meses, pero tampoco llega al 50% que la Ley de Residuos estableció para conseguir en 2015.

 

Y sobre el porcentaje de reciclaje de materia orgánica, es 0% como todos sabemos, porque se quema en la incineradora junto con la fracción resto que impide que pueda ser reciclada, porque para reciclarla habría que recogerla por separado y para eso hace falta un contenedor más en la ciudad, el de “resto de fracciones”.

 

Así que en ninguna de las fracciones reciclables nos acercamos ni siquiera al aprobado en referencia a 2015. Decir que son buenos resultados es demostrar no tener claro lo que se nos viene encima a partir de la Ley de Cambio Climático o la nueva Ley de Residuos que se pondrá en información pública en las próximas semanas. Una ley que no permitirá valorizar la materia orgánica en la incineradora y tendrá que ser utilizada para bio-gas y producir electricidad, o bien tendremos que compostarla, para lo que en su mayoría habrá que trasladarla a la península si no hay consumo de compost en la ciudad.

 

Guelaya ha solicitado en reuniones con funcionarios de la consejería y con el consejero información sobre los objetivos de reciclaje acordados por la consejería con ECOEMBES por escrito, y seguimos si recibir la información que hemos demandado en los últimos 9 meses.

 

reto a la politica de residuos de melilla

La consejeria de Medio Ambiente de Melilla y Ecoembes convierten unos resultados irrisorios en una cifra espectacular

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  • 400 toneladas de envases plásticos anuales es el 12% de lo que se produce en el año en Melilla según los datos de la propia ECOEMBES en el Plan de Residuos de Melilla 2017-2022. Están reconociendo que se queman en la incineradora más de 2.800 Tn de envases plásticos y metales anuales.

 

  • El objetivo marcado en el plan de residuos es reciclar el 50% de 3288,56 Tn en 2020 en el caso de que se consiga ahorrar el 10% de residuos de las cantidades de 2010.

 

  • El contenedor amarillo, que debería haberse instalado en 2013 según el Plan de residuos anterior, ha sido una demanda de Guelaya desde que la legislación lo hizo obligatorio en 2015.

 

  • No se está demostrando ninguna ambición en cumplir normas legales de reciclaje que nos van a ahorrar el 0.17% de nuestra huella de carbono. En cambio, los planes de reducción o de reutilización no están ni estudiados

 

Ha resultado decepcionante la falta de ambición demostrada en la rueda de prensa el pasado miércoles 11 de diciembre por parte de la consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad y el el director de Gestión Local y Autonómica de de Ecoembes al aportar unos datos sin duda ciertos pero carentes de ninguna referencia que permita valorarlos.

 

Los objetivos de reciclaje de envases en Melilla viene marcada por la legislación europea en primer lugar y por el plan Integral de Residuos de Melilla PIGREMEL 2017-2022.

 

La estimación de Ecoembes para el año 2020 sobre envases ligeros en Melilla es de 3288.56 Tn anuales, en el escenario de que se haya producido un 10% de reducción con respecto al año 2010. Lo que se acaba de declarar en Melilla es que el porcentaje de reciclaje de envases apenas llega al 12% en lugar del 50% establecido como objetivo, pero en lugar de analizar las causas del fracaso han hablado de una cifra espectacular. ¿Nadie informó de esto al consejero de Medio Ambiente?

 

La población de Melilla pasaba vergüenza cuando nos visitaban y preguntaban por qué en Melilla no había contenedores amarillos, algo obligatorio en cualquier ciudad desde el año 2015 por la ley de residuos de 2011, pues se dieron 4 años para adaptarse. Guelaya tuvo que reivindicar el contenedor amarillo en 2015 con el anterior Gobierno de la ciudad, que se sigue escudando en un argumento proporcionado por la propia ECOEMBES, que los porcentajes de recogida selectiva de residuos son nacionales y no municipales, por lo que puede haber municipios donde no se recicle lo suficiente que son compensados por otros en donde se recicla más que la media.

 

Pero la legislación establece las obligaciones para las administraciones por autonomías, no por municipios, y por tanto, en una ciudad autónoma de un municipio las normas legales se tienen que cumplir en un municipio. No se puede demostrar menor ambición a la hora de reciclar que haber mantenido a una ciudad sin contenedores amarillos más de 7 años por este criterio tan ridículo cuando la ley establece que el Estado se hace cargo del coste del trasporte de dichos residuos.

 

No es por la gente por lo que no se recicla en Melilla, pues los datos de impropios (cosas que se  echan en el contenedor que no es)  van en favor de una ciudadanía informada consciente de la importancia de reciclar. Un 22% de objetos impropios del contenedor amarillo es un dato mejor que el de la media española, que es del 27%, aunque sigue siendo elevado.

 

No se recicla más porque PIGREMEL estableció 1 contenedor por 250 habitantes, lo que sale aproximadamente 350 contenedores, y solo han puesto 250.

 

No se recicla más porque no se ha instalado la prensa para comprimir los residuos en los contenedores que se trasladan a la península, que actualmente llevan 4 ó 5 Tn, y deberían llevar el doble.

 

No se recicla por falta de gestión de la administración y por falta de ambición. La ciudadanía una vez más va por delante de la administración.

 

Guelaya, en su entrevista con el consejero de Medio Ambiente en el mes de octubre, manifestó su disposición a apoyar el reciclaje, pero al mismo tiempo presentó un recurso de alzada al considerar que no se estaban gestionando adecuadamente el reciclaje de envases en Melilla con ECOEMBES, y no hemos obtenido ni respuesta al recurso ni respuesta a la información solicitada.

 

Seguiremos pendientes de optimizar el reciclaje en la ciudad, pero también recordado que el reciclaje solo reduce el 0.17% de la huella de carbono y si es urgente cumplir con los objetivos fijados de reciclaje por ley, mucho más lo es reducir nuestras emisiones contaminantes con el programa de prevención de residuos y las medidas de recuperación que hemos demandado y que están reflejadas en PIGREMEL

 

basura

 

 

 

 

 

 

Guelaya defiende aumentar el porcentaje de residuos reciclados y que se garantice de forma explícita en el convenio con Ecoembes que no se puedan incinerar los residuos recogidos por separado, además de promover activamente la reutilización de envases.

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Guelaya tiene la obligación de velar por la transparencia en la gestión de residuos, y éso es lo que venimos haciendo. Con un acuerdo más explícito en lo relativo a lo que se puede y lo que no se puede incinerar no habría surgido ninguna controversia.
Urge, por tanto, modificar el acuerdo con Ecoembes para que los melillenses podamos estar seguros de que lo se deposita en el contenedor amarillo no se incinera.

El objetivo de Guelaya es incineración 0 y reciclaje 100%, pero la consejería hasta este momento no había hecho su trabajo.

Hemos dicho que la gestión de residuos reciclables incluía la incineración, y eso es una verdad como un templo, una parte se recoge selectivamente y la otra va en el cubo de la basura a la incineradora. Ahora tenemos que recordar que los ecologistas estamos en contra de la incineración y aspiramos a que algún día no sea necesaria.

La rueda de prensa de ayer se preparó sin conocer las aclaraciones que hizo Guelaya porque nos referimos a la incineración como destino de la mayoría de los materiales reciclables de Melilla que no van a la recogida selectiva.

Ahora sabemos a ciencia cierta con las cantidades de toneladas de envases que se llevan a la península según la ciudad autónoma que no se cumplen los objetivos de reciclaje en Melilla, ni de 2006, ni de 2011. Si decimos que no llegamos al objetivo es porque queremos que se recicle más, ¿alguien lo puede dudar?

El siguiente paso es determinar qué porcentaje acepta la consejería que se está reciclando y cuántas toneladas van a la incineradora. Para ello, hemos pedido una entrevista con el consejero y le hemos pedido información sobre los residuos de años anteriores para evaluar la situación real desde que en 2015 se hizo obligatorio la recogida selectiva de envases (con 4 años de retraso).

Según las estimaciones de Ecoembes para PIGREMEL, 27 Tn mensuales de envases son alrededor de 25%, hace falta reciclar como mínimo el doble.

Con lo información que hemos pedido al consejero sabremos los porcentajes de reciclaje de metales, papel y cartón y vidrio y terminaremos de saber en qué situación estamos.

Lo que Guelaya transmite a la sociedad es que llevamos años de retraso en reciclaje y que es ahora cuando empieza a ser posible hacerlo, pero sabiendo que el objetivo es reciclar el doble. Ahora empieza la responsabilidad de las personas, cuando la administración nos ha puesto los medios y se ha comprometido públicamente a no incinerar residuos reciclables.

Y en previsión de que hay envases que deberán llegar en los próximos años al 90% de reciclaje,hay que empezar a poner en marcha un sistema de retorno de algunos envases plásticos de líquidos.

 

logo contenedor amarillo

Guelaya espera que los envases que se van a recoger en contenedores amarillos sean trasladados a la península para reciclaje y no se quemen en la incineradora

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  • Todavía no se ha publicado la resolución de la evaluación ambiental del Plan Integral de Residuos (PIGREMEL)
  • La incineradora de Melilla no puede valorizar residuos porque no cumple con especificaciones de eficiencia energética según el Plan Nacional Energético (PEMAR)
  • Guelaya solicita que se ponga en marcha el sistema de retorno de envases

 

El estudio ambiental del plan integral de residuos ofrece dudas sobre el destino de los envases plásticos que se van a recoger en contenedores amarillos a partir de este verano en Melilla.

Guelaya Ecologistas en Acción presentó alegaciones al plan y espera respuesta en la resolución de evaluación de impacto ambiental. ECOEMBES prefiere incinerar el contenido de los contenedores amarillos recogidos en Melilla, lo que supondría un auténtico fraude, ya que pagaría a la Ciudad autónoma por quemar residuos, y su misión es reciclarlos, no por generosidad, sino porque las empresas están obligadas a la responsabilidad ampliada de residuos de la ley 22/2011.

El plan de residuos de Melilla en cambio apuesta por no cumplir con el objetivo de reducir, reutilizar y reciclar incluyendo en el porcentaje los residuos valorizados, es decir, quemados en las incineradora. De esta manera se asegura no cumplir los objetivos europeos y del plan nacional de residuos, que además, considera que la incineradora de Melilla no está capacitada para valorizar residuos debido a su falta de eficiencia energética.

El plan de residuos de Melilla invierte la jeraquía de residuos y apuesta por eliminar sin más los residuos quemándolos. No se hacen esfuerzos en reducir y reciclar los residuos. Hace bueno el principio de que “donde hay una incineradora no funciona el reciclaje”.

Si los envases plásticos, latas y briks se queman finalmente, sería un engaño a los melillenses, que llenarán los contendores amarillos de envases para nada porque acabarán en el mismo sitio que el resto de la basura doméstica.

No ha sido una buena idea aprobar un pliego de condiciones para la contratación de la nueva empresa encargada de la recogida de residuos, que comenzará a trabajar el próximo 15 de julio, antes de que se publique la resolución ambiental del plan, porque no tiene que ser necesariamente positiva, y puede provocar cambios en la recogida que puede afectar a las condiciones del contrato con la empresa adjudicataria.

El sistema de reciclaje puesto en marcha por ECOEMBES no es eficiente. Según la propia ECOEMBES, que cita como fuente a Eurostat, la oficina europea de estadísticas, en 2017 se recicló en España el 29.7% del total de residuos generados, cuando en 2025 se ha establecido como porcentaje mínimo el 55% de los residuos generados.

En nuestro país se consumen 51 millones de envases de un solo uso cada día. Son 18.000 millones al año, una cifra similar a la que se consume en Alemania, con el doble de población. Sin embargo, mientras Alemania ha implantado el SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno) que recicla el 98,5% de los envases, en España tan solo se recoge selectivamente 3 de cada 10 envases.

El retorno de envases ya existía en España, y consiste en cobrar el envase y devolver lo cobrado cuando se devuelve el envase. Se trata de pasar del “usar y tirar” a “usar y devolver”.

Un plan basado en el reciclaje es socialmente positivo, porque crea muchos más puestos de trabajo que la incineradora, que además, en un periodo de transición no tendría que parar, sino disminuir progresivamente la cantidad diaria de residuos incinerados.

También sería mucho más sostenible ambientalmente, porque disminuiría la contaminación atmosférica y los residuos peligrosos y peligrosos que produce la incineradora. Sus cenizas y escorias y el efecto sobre el cambio climático disminuiría porque más gases se producen quemando los residuos que trasladándolos a la península.

Botellas y latas