gaviota patiamarilla

Guelaya y SEO/BirdLife solicitan a la viceconsejera de Políticas sociales y Salud Animal que evite un descaste masivo de pollos de patiamarilla y propone soluciones

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  • El control de gaviotas patiamarillas debe realizarse sobre los huevos y solo “en última instancia” sobre los pollos.

  • Hasta el momento no se ha conseguido controlar la población de gaviotas patiamarillas que ha expulsado a la gaviota de pico rojo de la Zona de Especial Conservación de su hábitat natural.

  • Evitar las quejas de los vecinos no justifica admitir la falta de bioética y matar a 400 pollos de gaviota cada año.

Representantes de SEO/BirdLife y Guelaya han mantenido una reunión con la viceconsejera Francisca Maeso para buscar soluciones ante el descaste masivo de pollos de gaviota patiamarilla que viene sucediéndose año tras tras año desde que en 2017 se contrató por primera vez a una empresa para el control de la gaviota de la gaviota patiamarilla.


La situación es conocida en Melilla. Las gaviotas patiamarillas se han adaptado a reproducirse en los techos, cubiertas y solares aislados de nuestra ciudad. Pero la percepción de riesgo que las personas sienten cuando las gaviotas defienden a sus pollos con sus picados han provocado quejas ciudadanas que si bien NO responde a una peligrosidad real sí se perciben como tal.


Por ello desde hace 4 años la Consejería de Medio Ambiente paga a una empresa para que realice el control de la población de gaviotas patiamarillas con el objetivo de que vuelvan a anidar en los acantilados y se eviten las molestias a las personas.


En 2017 el censo de gaviotas se estimaba en 366 nidos, mostrando un incremento de 130 nidos con respecto a ocho años antes, realizados ambos censos por SEO/Birdlife. En ese año se produjo de acuerdo con los datos de 2017 la recogida de 121 huevos y 378 pollos, que fueron sacrificados de acuerdo al contrato que la Consejería de Medio ambiente suscribió con la empresa. No puede considerarse bioético que se retiren el 24% de los huevos y se maten el 76% de los pollos de gaviota patiamarilla en Melilla. En 2020 la empresa contratada para el control de las gaviotas patiamarillas en Melilla constató un ligero aumento de la población. Por lo tanto las cifras anteriores solo han podido aumentar este año, demostrando que el control no está siendo efectivo hasta ahora.


El control de la gaviota patiamarilla sí ha conseguido en cambio que el aumento en su hábitat natural desplace a la “protegida” legalmente gaviota de pico rojo que ahora depende de las atenciones que se le dispensan en el acuartelamiento Capitán Arenas donde ha conseguido, y permítase la expresión, “acuartelarse” para seguir viviendo en nuestro territorio.


Para Guelaya, la clave es que no se están siguiendo las instrucciones técnicas que la Consejería incluyó inicialmente en el Pliego de condiciones de acuerdo a las recomendaciones del censo encargado a SEO/Birdlife, que están orientadas al parafinado de huevos y al control de nidos para evitar que eclosionen.


El descaste ha pasado de ser la “última instancia” del contrato actual a convertirse en los últimos tres años en la medida habitual. Este año aproximadamente 400 pollos serán “descastados” (ya lo están siendo) si no se hace algo con urgencia.

Guelaya propone tres medidas esenciales:


-Para este año:
Disponer este año de un servicio de “guardería” de pollos desde junio hasta agosto, recogido en el contrato de recogida de animales, y en todo caso, ampliándolo o con un nuevo contrato de emergencia.


-Para el año que viene:
La modificación del contrato por parte de la Consejería de Medio Ambiente que el año que viene tendrá que ser renovado para que la actuación se centre en los meses de marzo, abril y mayo en el control de nidos y parafinado de huevos para evitar las quejas de los vecinos.
La creación de un centro de recuperación de fauna para que se haga cargo tanto de las especies protegidas como de otras especies urbanas, tanto en el caso de aves como de otras especies marinas y terrestres.

Censo de aves invernantes, enero 2021

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  • Más de 2.000 aves y 25 especies fueron censadas en el periodo internacional de censos de aves acuáticas y marinas este año en Melilla.
  • Por cuarto año consecutivo el grupo local de SEO/BirdLife y Guelaya colaboraron en la realización de los censos.
  • La gaviota tridáctila en el mar y el colirrojo diademado en tierra son las principales novedades de este año en nuestro territorio.

Los censos de aves acuáticas obedecen a compromisos internacionales, tales como la Directiva de Aves y el Acuerdo AEWA del Convenio de Bonn, al tiempo que permiten disponer de información aplicable a los compromisos estatales de seguimiento de especies incluidas en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero) y nutrir de información al Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

Las CCAA que no poseen equipos propios para responder a estos compromisos cubren la información con los programas de ciencia ciudadana de SEO/BirdLife, a los que apoya en Melilla Guelaya-Ecologistas en Acción. Este año es la cuarta vez que se realiza un censo conjunto, lo que ha permitido coordinar los cuatro hábitats que se han censado.

Este año debido al coronavirus no hemos podido realizar la convocatoria pública de los censos para que las personas interesadas pudieran participar, pero se han formado 4 grupos para completarlos en la horquilla de fechas internacional, entre el 9 y el 24 de enero, aprovechando la coincidencia de fechas con el censo mensual de la Red de Aves Marinas (RAM) el sábado 9 de enero.

Entre las novedades del año cabe destacar la presencia el 9 de enero de algunas gaviotas tridáctilas, especie difícil de ver en la costa por sus hábitos pelágicos alejados de la costa.

La mayor cantidad de aves han sido dos especies marinas, la pardela balear, de las que se vieron 564 individuos, y el alcatraz atlántico, que entra a invernar al Mediterráneo desde sus colonias de cría en el norte de Europa, y del que se observaron 227. Esta especie marina fácilmente distinguible por su tamaño mayor que las gaviotas y su plumaje blanco con punta de las alas negras cuando es adulto, hace las delicias de cualquier persona con sus picados para pescar que estos días están siendo visibles tanto en la ensenada como en la zona de Horcas.

El embalse de las Adelfas mantiene su pequeño núcleo de patos azulones, y este año ha incorporado a su avifauna la presencia de un raro en Melilla archibebe claro. Al mismo tiempo que se censaban las aguas acuáticas se ha aprovechado para conectar el embalse de las Adelfas con la desembocadura del río de Oro haciendo un censo general de invernantes, en el que se censó la presencia de 33 especies, entre las que destaca la presencia ocasional este año del colirrojo diademado, especie invernante en los alrededores de Melilla pero que muy raramente se deja ver en la ciudad.

La desembocadura del río de Oro, a pesar de su carácter cada vez más artificial, sigue albergando aviafuna acuática, con varias especies de limícolas, como los chorlitejos chicos y los andarríos chicos.

Con las novedades mencionadas, el censado de este año se mantiene bastante estable con respecto al año anterior, salvo por la disminución a la mitad de las pardelas baleares, más bien debido al número excepcional visto en 2020, y al aumento de gaviota patiamarilla. Esta especie sigue aumentando sus efectivos, como ya se comprobó en el censado en época reproductora encargado por la consejería, y que se ha visto corroborado en la zona norte de los acantilados donde la especie cada vez es más abundante, lo que vendrá a entorpecer la ocupación de sus colonias a la gaviota de Audouin, cuando vuelva de su invernada en el Atlántico.

Las gaviotas patiamarillas de Melilla siguieron aumentando en 2020 a pesar de los controles realizados

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  • “El Gobierno local estudia nuevos métodos para controlar a las gaviotas” es un titular de prensa del 13 de septiembre de 2011. Desde entonces nadie ha conseguido resolver el problema. 

 

  • Nunca se han aplicado los “nuevos métodos” con eficacia por muchas razones diferentes.

 

La gente se indigna, e incluso pasa miedo con los picados de las gaviotas, pero el comportamiento de la gaviotas no es agresivo aunque lo parezca. Las gaviotas no atacan, defienden a sus crías de nosotros, se adaptan y ocupan los hábitats que les dejamos después de que hemos ocupado los suyos en las costas. Los cuidados parentales a la descendencia es un comportamiento evolutivo que ha sido adquirido por muchos animales mucho antes de que existieran las personas. Las gaviotas cuidan a sus crías antes de que la especie humana existiera y si anidan en los techos de la casas es porque no le hemos dejado otro sitio donde hacerlo libres de depredadores terrestres.

El aumento de la población mundial de gaviota patiamarilla se debe a que le hemos proporcionado  abundantes fuentes de alimento en forma de descartes de pesca y vertederos de basuras. En un censo de invierno de gaviotas patiamarillas en Melilla se pueden contar más de 1.000 pero el 70% se verán en el puerto pesquero de Nador a través de la valla en el dique sur.

 

En el año 2009 prácticamente no había gaviotas criando en el entorno urbano de Melilla aunque sí en muchas ciudades costeras peninsulares y europeas. En la costa melillense había 206 parejas de gaviotas patiamarillas censadas. El primer censo de gaviota patiamarilla encargado por la Ciudad Autónoma es de 2017, seis años después de que se reconociera el problema. Entre 2009 y 2017 las gaviotas pasaron de 206 nidos a 336, pero con más del 60% ya situados en la ciudad y no en los acantilados y algunas zonas que no pudieron visitarse hacen pensar que en realidad había más 336 nidos, probablemente casi 400.

 

Durante la campaña de control de gaviotas patiamarillas de 2017 se recogieron 202 nidos y 136 huevos de gaviota, datos totalmente insuficientes para controlar de forma efectiva a la población debido a la capacidad de hacer puestas de reposición. Si se le quita a las gaviotas 200 huevos en dos semanas serán sustituidos por otros tantos.

 

Por eso, y debido a que las gaviotas adquieren la madurez sexual al tercer año, en 2020 se percibe un aumento de gaviotas patiamarillas, porque el control en 2017 no fue suficiente, y en la Zona de Especial Conservación de Aguadú el aumento ha sido de más del 100%, porque de los 82 nidos que había en 2017 han pasado a ser 190 nidos este año.

 

Los próximos años van a ser peores por motivos diferentes. En 2019 se firma muy tarde el contrato de 2 años prorrogable 1+1, tan tarde que no había prácticamente huevos porque habían eclosionado ya la mayoría. Así que falló el control por falta de capacidad en la consejería para firmar el contrato a tiempo, a pesar de que lo estaba renovando.

 

En 2020 el confinamiento ha dejado libre mucha mayor superficie para que las gaviotas críen en ausencia de personas por todas partes. Muchas personas no sabían que existía una empresa contratada para retirar nidos. Ha fallado sin duda la comunicación y los huevos han eclosionado y dado lugar a pollos, que cuando está volantones y salen de las azoteas empiezan a verse por cualquier sitio en Melilla, calles, plazas, playas y paseos marítimos, sobre todo en junio.

 

Tampoco la educación ambiental en centros educativos ha sido posible este año, ni el pasado. En parte por eso todavía hay descampados donde se ve a la gente echar comida a las gaviotas, cuando al igual que a otros tipos de animales urbanos, no se les debe alimentar.

 

En 2021, el año próximo, una década después de comenzar el debate público sobre gaviotas en Melilla, tendremos 2 problemas por resolver, el del control de la población  y la consecuencia que ello ha provocado, la expulsión de la otra gaviota protegida, la de pico rojo, de la Zona de Especial Conservación de Aguadú, que ha sido totalmente ocupada por la gaviota patiamarilla, probable motivo por el cual ha desparecido en 2020 el 40% de la colonia de picorojos.

 

Guelaya está a disposición de la Consejería en este problema. Mantenemos el consenso con el grupo local de SEO sobre la necesidad de una solución bioética y no cruenta para resolver el doble problema originado por la falta de control de la población de gaviota patiamarilla actuando sobre los nidos evitando que nazcan los pollos. La próxima tramitación del Plan de Conservación de la gaviota de Audouin (picorojo) es una oportunidad que no podemos dejar pasar.

 

gaviota patiamarilla en la puerta de la consejeria de fomento

 

 

 

 

 

NOTA DE PRENSA CONJUNTA Resultados del censo de aves acuáticas de Melilla, enero 2020.

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logo SEO Melillalogo Guelaya (2)

 

 

27 especies y 2358 aves observadas en Melilla en cuatro hábitat de especies acuáticas durante las fechas del censo internacional.

 

  • Excepcional observación de más de 1000 pardelas baleares. Las aves marinas fueron las más numerosas.

 

  • Más gaviotas patiamarillas en el tramo costero norte (acantilados) que en las playas y puerto.

 

El pasado domingo 19 de enero, con viento fuerte de poniente, se realizó el censo de aves acuáticas de Melilla, cubriendo los cuatro hábitat específicos de estas aves.  Las fechas internacionales de censos de aves invernantes, entre el 11 y el 26 de enero, se completaron con las observaciones realizadas el 11 de enero en la Red de Aves Marinas (RAM) de Melilla.

 

Los cuatro hábitat observados el domingo 19 simultáneamente cubren toda la costa melillense, el embalse de las Adelfas y el río de Oro, aunque el 94.3% de las aves han sido observadas en el mar.

 

La mayoría de las aves se observaron en los tramos costeros norte y sur. El tramo costero norte cubre la costa acantilada de Melilla con aguas abiertas, el que está menos transformado por las  actividades humanas, y por ello donde se han registrado la mayoría de especies y cantidades.

 

En el tramo norte se detectaron durante los dos fines de semana del censo movimientos de pardela balear que el día 11 superaron los 1000 ejemplares, algo excepcional ya que se estima que esta especie en peligro de extinción no supera las 2000 parejas reproductoras. Esta cifra indica una importante área de invernada en las aguas del norte de África para la especie.

 

El tramo sur costero alberga menos observaciones por tratarse de una costa muy humanizada, formada por playas y puertos y por ello con una menor riqueza específica, ya que en la costa acantilada se han observado 17 especies marinas y en la costa sur solo 7, aunque el viento de poniente y el hecho de no haber actividad pesquera en el puerto de Nador pudo afectar a la distribución de las aves, pues buscaron los acantilados protegidos del viento.

 

Esto se observó por ejemplo con la presencia de 225 gaviotas patiamarillas en el tramo sur, la mayoría, 141, concentradas en la playa de la Hípica, la que menos poniente recibe, pero muchas menos que las 343 que se observaron en los acantilados, de forma creciente hacia el norte desde Melilla la Vieja donde solo se registraron 44 y 40 en la Alcazaba, hasta las 80 entre Horcas y la punta de Rostrogrodo y 140 en la Zona de Especial Conservación (ZEC) de acantilados de Aguadú.

 

La concentración de gaviotas patiamarillas en la ZEC de Aguadú es preocupante por la cercanía de la colonia de gaviota de Audouin, que evita criar cerca de las gaviotas patiamarillas. Como viene siendo habitual por otro lado el censo de gaviota de Audouin es bajo, apenas una treintena,  ya que la mayoría de estas gaviotas invernan en aguas atlánticas.

 

El tradicional dicho de que las gaviotas con mal tiempo permanecen en tierra quedó comprobado en el embalse de las Adelfas donde se observaron al menos 100 gaviotas patiamarillas, número más alto que el habitual. Este embalse de agua dulce, por otro lado, es el único reducto que tienen las anátidas en Melilla, por lo que alberga una pequeña población de patos azulones.

 

El río de Oro, por otra parte, concentró las observaciones en las zonas anegadas de agua próximas a la valla, donde se registraron gallinetas y algunos ibis europeos, que invernan en Melilla desde hace pocos años. Las lavanderas cascadeñas y las lavanderas blancas también estaban presentes, pudiendo distinguirse en estas últimas las subespecies europeas que están en invernada y las norteafricanas que son residentes todo el año.

 

La desembocadura del río, con su humanización, estanques y lecho hormigonado, ha perdido la presencia de aves limícolas.

 

Es la tercera vez que el grupo local de SEO/BirdLife y Guelaya colaboran en la realización de estos censos que esperamos que en años venideros se conviertan en una oportunidad para los amantes de las aves y para iniciarse en la observación de aves, un patrimonio natural del que en Melilla también se puede disfrutar.

 

cormoran grande

 

 

 

 

La gaviota de Audouin saca adelante en Melilla más de 300 nidos y se estabiliza como la segunda colonia más numerosa de la especie en el mar de Alborán

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  • Al menos 113 pollos de gaviota de Audouin volaban a mediados de julio en Melilla, manteniéndose el tamaño de la colonia por encima de los 300 nidos.

 

  • En la isla de Alborán no solo se mantiene sino que aumenta significativamente el tamaño de su colonia por encima de 1000 parejas.

 

  • Las islas Chafarinas sigue reduciendo su colonia desde más de 4000 parejas en los años 90 a 140 en 2019.

 

La gaviota de Audouin, joya de la corona de las islas Chafarinas, que dio gloria ecológica a las islas cuando las focas del Mediterráneo tenían nombre propio, recuerden a Peluso, cambió su estrategia o se la cambiaron, quizás por el cambio climático, quizá por las políticas pesqueras.

 

Al igual que otras grandes colonias que han visto disminuir su tamaño durante la última década, como el delta del Ebro o las islas Columbretes, las Chafarinas se suman a las colonias que están provocando que la población mundial de la especie haya disminuido entre un 30% y un 50%.

 

Pero la especie ha demostrado adaptación, lo que se le supone a una especie que está en el catálogo español de especies amenazadas como vulnerable y ha aparecido en lugares donde nunca estuvo, como en Alhucemas (peñón de Tierra), en  Ceuta, Melilla y Portugal.

 

En estos momentos la gaviota de Audouin (que en Melilla se conoce con nombre local de gaviota de pico rojo) tiene el triple de nidos en Melilla que en Chafarinas, donde saca adelante el triple de pollos en este año 2019.

 

Por eso es importante que la gaviota de pico rojo esté en Melilla, porque solo queda en estos momentos en el mar de Alborán la mitad de las que había en 1992.

 

La población aguanta bien en la isla de Alborán, donde no se ha producido en los últimos año el aumento de gaviotas patiamarillas que ha sufrido Melilla. Gaviotas anilladas en la isla de Alborán se ven en Melilla, criando en nuestras colonias, o bebiendo agua en el embalse de las Adelfas. Las poblaciones están conectadas. Muchas aves anilladas en Chafarinas se han venido a Melilla. Pero no solo tenemos gaviotas de pico rojo de las cercanías; han venido a poner su huevo, nunca mejor dicho, de Menorca, delta del Ebro y Murcia.

 

 

¿Está segura la gaviota de Audouin en Melilla?

 

Nada más lejos de la realidad. Durante los seis años que la gaviota de pico rojo ha criado en Melilla ha tenido que cambiarse cada año de ubicación, y en 3 ocasiones, ha fracasado en su intento.

 

Este año se da la paradoja de que los más de 100 pollos que han volado lo han hecho de nidos que estaban en el margen o fuera del espacio protegido que las alberga, la Zona de Especial Conservación de los acantilados de Aguadú. Si han salido adelante, no ha sido por la gestión medioambiental de la Red Natura 2000, sino por criar en terrenos militares que lo han permitido.

 

No existe ningún tipo de gestión sobre la ZEC, ni personal contratado por la ciudad para el seguimiento ambiental, pero sí se ha encargado la redacción de un plan de conservación a la asesoría ambiental Inalser, que en unos meses podrá constituir el marco de referencia para tomar decisiones sobre su gestión porque la nidificación el año próximo no está garantizada en la ZEC.

 

El nuevo Gobierno, que deberá aprobar este otoño el plan de conservación  de la gaviota de pico rojo, fruto de la iniciativa en este caso del Gobierno anterior, deberá tomar medidas en el presupuesto del año 2020 para desarrollar las conclusiones del plan de conservación y continuar con el diseño del resto de planes de especies protegidas.

 

 

 

 

pico rojo y patiamarilla
Gaviotas de pico rojo junto a su principal enemigo, la gaviota patiamarilla

Los censos de aves invernantes de Guelaya y SEO/BirdLife concluyen con más ejemplares de aves censadas que el año pasado pero con una ligera pérdida de especies

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  • La obra de la desembocadura del río de Oro contribuye a una ligera pérdida de biodiversidad de especies en dos especies y provoca la contaminación de un enclave natural.

 

  • Las gaviotas patiamarillas se mantienen por encima de 1000 ejemplares adultos, pero parecen más concentrados en el entorno urbano cercano al mar y en los acantilados de la ZEC de Aguadú.

      

  • Los censos han coincidido con el día de observación de la Red de Aves Marinas y Cetáceos (RAM), en el que se observaron tres grupos de delfines comunes frente a Melilla.

 

Desde el 12 al 17 de enero se han realizado en Melilla los censos de aves invernantes correspondientes a las aves acuáticas, incluyendo tanto aves de agua dulce como marinas.

 

Más de una docena de personas han participado en lo censos, que han cubierto toda la costa de la ciudad.

 

Las fechas han coincidido con la convocatoria internacional de aves acuáticas que en España está coordinada por SEO/BirdLife. En Melilla se realizan estos censos desde el año pasado.

 

Los resultados de los censos en cuanto a aves marinas, que proporcionamos ahora, han sido globalmente estos: 25 especies observadas y 3544 aves.

 

Los datos son normales en la invernada de la mayoría de las especies, aunque aparecen ligeras variaciones en especies raras o accidentales. Por ejemplo, deja de verse la gaviota picofina y el negrón con respecto al año pasado y aparece una posible gaviota tridáctila. Estos cambios pueden deberse a condiciones climatológicas, especialmente a los vientos dominantes. La ausencia de pardelas cenicientas  también es normal, pues llegan del Atlántico de su invernada a partir del mes de febrero. También es normal que la gaviota de Audouin sea escasa en invernada en Melilla con solo algunas decenas de aves.

 

La disminución de dos especies con respecto al año anterior (de 27 a 25) tiene que ver más bien con las obras de la desembocadura del río de Oro, que es un enclave natural que está siendo ocupado actualmente por una obra. Este año por eso no se han registrado cigüeñuelas ni chortilejos chicos.

 

A destacar la alta invernada de pardela balear, con casi 500 ejemplares. A diferencia de las costas peninsulares, el charrán bengalí es invernante escaso pero regular, al igual que el charrán patinegro.

 

Se mantiene el número de adultos de gaviota patiamarilla pero parece que se concentran en la zona urbana cercana al puerto, Pueblo y Alcazaba y ZEC de acantilados de Aguadú. En la zona de cuarteles, hospital y parque forestal hay casi las mismas que se concentran en el techo del pabellón de deportes.

 

La concentración de las gaviotas patiamarillas cerca de la costa pero en el entorno urbano es una llamada de atención hacia la necesidad de mantener el control de esta población, al igual que en años anteriores, ya que no solo se concentra en techos cercanos a la costa, sino que también aumenta en los acantilados de  Aguadú, cerca de las colonias de gaviota de Audouin, con la cual compite por el espacio para establecer las colonias.

 

La invernada de cormoranes grandes ha aumentado en varias decenas de ejemplares, pero ha disminuido la invernada de la gaviota reidora. Esto puede deberse en ambos casos a  los intercambios de ambas especies con la invernada en la Mar Chica y a desplazamientos diarios entre Melilla y Mar Chica.

 

Finalmente, con respecto a los cetáceos, se observaron 3 grupos de delfines comunes que sumaron al menos 63 individuos, un buen dato teniendo en cuenta que en las cercanías de la  costa son más abundantes los delfines mulares, que se se vieron en los censos del año pasado y que han llegado a entrar en las aguas interiores del puerto de Melilla en alguna ocasión.

cormorán enero 2019

Otra rapaz muerta a manos de las gaviotas en los tejados de la ciudad

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Esta vez ha sido un gavilán la víctima de la agresividad de las gaviotas patiamarillas, una especie en plena expansión en la ciudad y muy agresiva con las otras especies de aves que hasta ahora poblaban los tejados de Melilla.

gavilan

Aunque el problema de la expansión de las gaviotas patiamarillas por el casco urbano de Melilla pasa más desapercibido en invierno, sigue estando ahí. La causa principal es el aumento desmedido de su población debido a que se alimenta de los desechos humanos, y eso hay de sobra en nuestra ciudad; además, sus enemigos naturales (zorros, halcones…), aparte de ser hoy en día muy escasos, sólo pueden actuar en el entorno original de estas aves, los acantilados de Melilla.Por tanto, al expandirse por los tejados de la ciudad se libran también de la presión de los pocos depredadores que tienen estas aves.

Hace ya años que solicitamos una y otra vez a la consejería de medio ambiente que actúe para controlar la expansión de esta especie de forma incruenta, como ya se ha hecho en muchas ciudades españolas (con el parafinado de huevos, por ejemplo, como se hace en Chafarinas) para evitar los múltiples incidentes que provoca sobre todo en primavera, cuando los pollos están crecidos y los padres se muestran especialmente agresivos para protegerlos.

En su hábitat original, la gaviota patiamarilla (Larus michahellis) se alimenta sobre todo de los peces que roba a otras gaviotas como la reidora o la Audouin, e incluso de los pollos de éstas. Esta agresividad natural de las patiamarillas hace que su expansión por los tejados de la ciudad provoque la desaparición del resto de especies que habitan estos tejados, ya sea porque huyen o porque son abatidas por ellas.

Pocas son las aves que puedan competir con el tamaño, el número y la agresividad de esta especie. Hace unas semanas los alumnos del IES Juan Fernández fueron testigos de la muerte de un precioso cárabo (Strix aluco), una rapaz nocturna muy escasa en Melilla, a manos de las patiamarillas que se arremolinan sobre ese instituto esperando los desechos que dejan los alumnos en el recreo.

Y hace unos días le tocó a este precioso gavilán (Accipiter nisus), que se dejaba ver por los tejados del mercado central. Los obreros que trabajaban sobre el tejado de este mercado la semana pasada observaron cómo las patiamarillas acabaron con la vida del gavilán con bastante facilidad, ya que esta rapaz de tamaño medio no suponía ninguna amenaza seria para ellas. Fueron estos obreros los que realizaron la foto que ilustra el artículo.

Este año volveremos a pedir que la consejería de medio ambiente se involucre en el control de esta especie y les volveremos a recordar que para estas labores cuenta con nuestra colaboración desinteresada.

También volveremos a recordarles que en su expansión las gaviotas patiamarillas ya ha llegado a los acuartelamientos del barrio del Real, muy próximos al aeropuerto, con lo que el problema amenaza con complicarse aún más si esta especie empieza a interfir en los despegues y aterrizajes de los aviones.