Mes: enero 2023
La mejor herramienta para que no nos engañen es estar informado.
La principal fuente de contaminación atmosférica en Melilla no es Endesa, es el tráfico rodado.
Durante el estado de alarma de la pandemia el tráfico casi desapareció, y los niveles de NO2 cayeron más de un 80%.
Para bajar la contaminación producida por el tráfico hay que cambiar la forma de moverse.
Estamos en la antesala de elecciones autonómicas y los melillenses llevamos días escuchando y leyendo propuestas disparatadas que no buscan otra cosa que captar el voto del contribuyente incauto.
La mejor herramienta para que no nos engañen es estar informado. Desde Guelaya queremos contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a aclarar algunos conceptos erróneos que algunos están interesados en propagar o asentar:
1. La principal fuente de contaminación atmosférica en Melilla no es Endesa, es el tráfico rodado. Y lo podemos demostrar:
Son escasos los datos numéricos que la Consejería de Medio Ambiente tiene colgados en su web referidos a contaminación atmosférica, pero sí que constan los datos de Dioxido de Notrogeno , NO2 de Marzo de 2019, antes de la pandemia, y Marzo de 2020, cuando estábamos encerrados. El NO2 es el principal contaminante relacionado con los procesos de combustión. Los datos son abrumadores:


Mientras duró el encierro el tráfico casi desapareció, y los niveles de NO2 cayeron más de un 80%.
Melilla tiene tres principales fuentes de contaminación atmosférica: Endesa, incineradora y el tráfico.
Con los datos anteriores podemos ordenarlas de más a menos contaminantes.
Los datos de consumo eléctrico en Melilla durante el estado de alarma se mantuvieron estables, lo que es lógico dada la falta de industria en nuestra ciudad; la producción de basura diaria es de suponer que tampoco se habría modificado mucho, por lo que la contaminación producida por la incineradora también debió de mantenerse estable. Luego la enorme disminución en NO2 es, muy mayoritariamente, atribuible al descenso del tráfico.
Tráfico, Endesa e incineradora, este es el orden de nuestras principales fuentes de contaminación, siendo el tráfico, con bastante diferencia la que gana por goleada.
La contaminación que produce Endesa no es, ni mucho menos, despreciable, pero si queremos bajar la contaminación en la ciudad donde hay que poner el mayor esfuerzo, como bien saben nuestros gobernantes es en disminuir el tráfico.
2. Para bajar la contaminación producida por el tráfico hay que cambiar la forma de moverse.
El orden de prioridad de movimientos que se nos sugiere desde la nueva normativa es peatón, bicicleta, transporte púbico, carga y descarga, y vehículo privado (incluidos híbridos y eléctricos). Hay que conseguir que disminuyan mucho los desplazamientos en vehículo privado y aumenten los realizados a pie o en transporte público
Es en este cambio de movilidad y en cómo implementarlo donde nuestros políticos tendrían que estar generando pensando, estudiando y diseñando proyectos de cara a las próximas elecciones. Pero no, es más fácil proponer tirar de billetera. Ahora se les ocurre insistir en cambiar complejos industriales de sitio, a coste de millones de euros, a sabiendas de que seguirían emitiendo los mismos gases, que seguirían dispersando por toda la ciudad los mismos vientos de levante y poniente y nos lo quieren vender como solución mágica para disminuir la contaminación.
Que no nos engañen, por favor.


Zona de Bajas Emisiones de Melilla, un proyecto que llega tarde y mal.
· Nos encontramos con que lo único que se ha hecho hasta ahora es delimitar físicamente la ZBE.
· Desde el 1 de enero, según lo aprobado por la Ciudad, el aparcamiento debería restringirse a residentes y comerciantes.
· Se tendría que haber puesto en marcha un sistema de control de acceso y circulación de los vehículos.
· No basta con implementar una ZBE, estamos obligados a bajar los niveles de contaminación de la ciudad, y si no lo hacemos…adiós a los Fondos Europeos.
Desde el 1 de enero de 2023 entra en vigor en Melilla, por normativa de obligado cumplimiento, la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) aprobada por el gobierno de la Ciudad.
Según la normativa vigente se entiende por zona de baja emisión el ámbito delimitado por una Administración pública, en ejercicio de sus competencias, dentro de su territorio, de carácter continuo, y en el que se aplican restricciones de acceso, circulación y estacionamiento de vehículos para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, conforme a la clasificación de los vehículos por su nivel de emisiones.
Desde el 1 de enero tendríamos que tener implementada una zona delimitada con restricciones de circulación y aparcamiento de vehículos.
Para ello tendríamos que tener un listado de qué vehículos pueden aparcar, qué vehículos pueden circular y qué sanciones se impondrían a los incumplimientos. Tendríamos que haber puesto en marcha un sistema de control de aparcamiento, acceso y circulación de los vehículos, haber ubicado las señales de tráfico que la DGT ha establecido para delimitar las zonas de entrada a una ZBE y tendríamos que haber dotado a nuestro parque automovilístico de las pegatinas de la DGT que especifican los niveles de emisiones de cada vehículo. Haría falta, en definitiva, un trabajo previo extenso.
Lamentablemente nos encontramos con que lo único que se ha hecho hasta ahora es delimitar físicamente la ZBE y decidir que sólo podrán aparcar residentes y comerciantes, pero lo cierto es que ya ha comenzado 2023 y no hay ningún tipo de control para el aparcamiento; como siempre llegamos tarde y mal.
Ni siquiera la delimitación de la ZBE se ha hecho bien.
La ZBE de Melilla comprende el triángulo modernista de la ciudad, pero deja fuera la Plaza de España, que es la zona de mayor tráfico del centro.
No se entiende que una ZBE ubicada en el centro de la ciudad y que pretende reducir emisiones contaminantes, deje fuera su principal foco de contaminación. O sí se entiende, si lo que se pretende es hacer un paripé de ZBE, y ver si cuela.
Las ZBE se establecen para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, pero la normativa nos advierte de que se deberá promover la mejora de dicha calidad del aire en todo el municipio y no exclusivamente en la zona afectada.
También advierte de que estos objetivos de mejora de calidad del aire deberán alinearse en la medida de lo posible con los valores guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más exigentes que los de la normativa europea para la mayoría de contaminantes.
Es decir, no basta con implementar una ZBE, tenemos que bajar sí o sí los niveles de contaminación de la ciudad, y si no lo hacemos…adiós a los Fondos Europeos.
La ZBE delimitada por Melilla, en principio no restringirá la circulación de vehículos por su interior. Podremos seguir yendo desde Reyes Católicos al puerto pasando por la Avenida, o desde Plaza de España al cementerio a través de Ejército Español, por lo que el único tráfico que va a disminuir es el de los coches que buscan aparcamiento, pero este era bastante escaso, porque la zona está en gran parte peatonalizada, así que, cuando pasen las elecciones de mayo, tocará, vistos los nulos resultados de descenso de emisiones, pasar a una fase «más dura», de mayores restricciones.
De aquí a mayo los partidos políticos de Melilla deberían incorporar a sus programas medidas para poder garantizar una reducción de la contaminación en la ciudad, si es que quieren seguir accediendo al dinero europeo, que, lamentablemente, parece ser lo único que les interesa. Lo tienen fácil y difícil. Fácil porque no tienen más que leerse las Directrices para la creación de las ZBE dadas por el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) y transponerlas a sus programas; difícil porque ello implica, además de una ZBE de verdad y no un remedo como el actual, medidas para invertir la pirámide de movilidad en la ciudad. Los desplazamientos, según las directrices de las ZBE, deberían priorizarse siguiendo este orden: peatón, bicicleta, transporte público, carga y descarga y, por último, vehículos privados, incluidos híbridos y eléctricos.
Estamos casi seguros de que en lo que van a poner énfasis es en lo bueno que es pasarse al coche eléctrico, que no es más que reincidir en el uso del coche particular con todos los problemas de movilidad que conlleva, y sin olvidar que en Melilla estos coches se cargan con la electricidad que produce Endesa a base de quemar fuel oíl. El establecer, como dicen las directrices, corredores peatonales que unan los distintos barrios entre sí y con el centro, y que sean cómodos, seguros, y con sombra (esto lo añadimos nosotros) les va a chirriar.
Para conseguir bajar las emisiones tendremos que dejar, muy a menudo, el coche en casa. Esto solo se consigue con un proyecto bien hecho que incluya al menos dos medidas: Restringir el aparcamiento en toda la ciudad, (si no se puede aparcar no tiene sentido coger el coche), y mejorar, y mucho, el transporte público y los corredores peatonales.
Hay que dar una alternativa al vehículo privado que nos permita convertirnos en una ciudad amable y no en el caos circulatorio en que vivimos. Los tiempos están cambiando y lo piden a gritos, también lo pide la normativa jurídica. A ver si nuestros políticos se enteran
