Alegaciones al PGOU

El 75% de la población de Melilla vive con menos zonas verdes que las recomendadas

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· Un estudio aplicado a Melilla estima en 8 muertes evitables al año las debidas a la falta de zonas verdes.

· No solo interesa el número de metros cuadrados de zonas verdes por habitante sino el reparto equitativo de zonas verdes de proximidad

· Guelaya espera que el nuevo PGOU sirva para mejorar la falta de zonas verdes en Meli-lla

En las alegaciones que Guelaya ha realizado sobre las zonas verdes de Melilla nos hemos referido a la falta de metros cuadrados de zonas verdes por habitante teniendo en cuenta que prácticamente la mitad de la superficie verde que refleja el PGOU está fuera de la superficie urbana, en los pinos de Rostrogordo.

Ahora queremos llamar la atención sobre la importancia de que las zonas verdes se distribuyan de forma equitativa en zonas verdes de proximidad y el acceso universal de la población a las mismas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), en base a la evidencia científica existente, recomienda establece la meta de que haya un espacio verde de al menos media hectárea a una distancia a menos de 300 metros en línea recta desde cada domicilio.

En un estudio reciente publicado en la revista The Lancet Planetary Health realizado por un equipo de la “Iniciativa de Planificación, medio Ambiente y Salud” de ISGlobal ha estimado la mortalidad atribuible a la falta de espacios verdes de 978 ciudades y 49 áreas metropolitanas españolas utilizando el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) como indicador principal a partir de imágenes de satélite.

En el caso de Melilla el 75% de la población vive con menos zonas verdes de proximidad recomendados por la OMS, y se estima en 8 personas las muertes evitables al año las que se producen por no seguir las recomendaciones.

Por eso el tratamiento de las zonas verdes en el PGOU no solo tiene que ver con la adaptación al cambio climático sino sobre todo con la salud pública.

Las zonas verdes están vinculadas con beneficios para las personas como menor mortalidad prematura, mayor esperanza de vida, mejoras en la salud mental, menos enfermedades cardiovasculares, mejor función cognitiva para la infancia y personas mayores.

También ayuda a mitigar la contaminación atmosférica y los niveles de calor y ruido; y brinda oportunidades para la actividad física y la interacción social.

La redacción de un nuevo PGOU es una oportunidad para comenzar a mejorar tanto la falta de zonas verdes de proximidad, que para que la población acceda cómodamente a ellas debe estar a 300 metros de la vivienda, como el reparto equitativo en todos los barrios, con zonas de sombra que permitan contrarrestar las islas de calor.

Guelaya espera que la Ciudad Autónoma asuma en concreto el Objetivo 11 de la agenda 20/30, “lo-grar que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sosteni-bles” y en especial la meta Meta 11.7:

“De aquí a 2030, proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusi-vos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad.”

Sería una irresponsabilidad que el nuevo PGOU de Melilla no incluya un Plan de adaptación al cam-bio climático que persiga de forma explícita una planificación concreta de esta meta para beneficio del 75% de los melillenses con carencias en zonas verdes.

Mucho hormigón y poca sombra. Paseo Marítimo con Palmeras washintonias que no dan sombra.

Los datos socioeconómicos no sustentan el modelo de ciudad que el PGOU mantiene desde 1995

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  • La realidad social de Melilla no permite mantener un modelo de ciudad con máxima edificabilidad
  • No se puede concebir el PGOU como renovación o actualización del procedimiento iniciado hace una década porque las condiciones socio-económicas han cambiado

Mantener el mismo modelo de ciudad que en 1995 con un cambio de Plan es inviable porque las condiciones socio-económicas de la ciudad han cambiado. Esa es la conclusión a la que Guelaya Ecologistas en acción ha llegado y en base a la cual presenta sus últimas alegaciones al PGOU, incluyendo la necesidad de iniciar el procedimiento de evaluación ambiental según la Ley 21/213 de Evaluación Ambiental.

Así lo manifestó en la reuniones previas que Guelaya ha mantenido con el Consejero de Infraestrcutruas, Urbanismo y Deportes y así lo alega ahora, porque no es posible considerar este PGOU ni la continuación de un modelo de ciudad del siglo pasado, ni la actualización del iniciado hace más de una década porque las condiciones socioeconómicas han cambiado tanto que es imposible encontrar una continuidad entre el informe de sostenibilidad aprobado inicialmente en 2012 y el vuelto a aprobar otra vez inicialmente en 2021.

Las condiciones socioeconómicas que los informes de sostenibilidad elaborados en 2012 y en 2021 reflejan no responden al escenario actual, ya que suponen un crecimiento sostenido de población que no coincide con los datos actuales.

La población de Melilla, según el INE, se ha mantenido en 86.000 habitantes desde 2016 a 2019, subiendo a 87.000 en 2020 y bajando nuevamente a 86.000 en 2021. Por lo tanto, en los últimos siete años la población se ha estabilizado, o incluso ha disminuido. El saldo migratorio es 2019 fue negativo, -1%. Por tanto, el escenario demográfico actual no ha sido tenido en cuenta en la planificación urbanística.

En lo que respecta a la actividad económica, tampoco se recoge la situación actual fruto de una serie de circunstancias extraordinarias que afectan gravemente al futuro económico de la ciudad. Todos los datos que el informe de sostenibilidad recoge sobre actividad económica tanto en 2012 como en 2021 están alejados de la realidad y de la actualidad.

Si utilizamos la descarga de mercancías en el puerto de Melilla como indicador de la actividad económica de la ciudad, nos encontramos con que en diciembre de 2021 se desembarcó un 4.16% menos que en el mismo mes de 2020. Es decir, se desembarcó menos que en los momentos de pandemia, y aproximadamente la mitad que en años anteriores.

El tráfico de mercancías del puerto de Melilla comenzó a bajar en 2018 con el cierre de la aduana comercial que impuso Marruecos, y se desplomó definitivamente en 2020 con el cierre del contrabando. El contrabando era la vía que aportaba, con mucha diferencia, mayor afluencia de mercancías al puerto.

Por increíble que parezca, los datos socio-económicos que incluye el informe de sostenibilidad no incluyen terminan en 2015 en la mayoría de los casos, y apuesta  por un modelo de ciudad en crecimiento demográfico y económico constantes para justificar un modelo de máxima edificabilidad en una ciudad en una crisis económica profunda y con una tasa demográfica negativa.

Solicitamos que se desista de considerar el informe de sostenibilidad  de 2021 como una renovación o actualización del aprobado en 2012 ya que no actualiza los datos socioeconómicos y omite los datos más recientes que imponen condiciones extraordinarias y cambios significativos para la planificación urbanística. Debe actualizarse su contenido y por ello debe iniciarse el procedimiento de evaluación ambiental ordinaria de acuerdo a la Ley  21/2013

Ciudad densa y compacta sin zonas verdes de proximidad (1)