árboles centenarios
El proyecto de actuación en el cuartel de caballería confirma los peores augurios: Se va a hacer tabla rasa con el arbolado centenario
-En el cuartel de caballería de Alcántara hay una arboleda centenaria compuesta especialmente por palmeras canarias y ficus de gran porte, un patrimonio natural de una riqueza extraordinaria que va a desaparecer si este proyecto finalmente se lleva a cabo tal como está proyectado.
– El proyecto prevé el «trasplante» de estos ejemplares a otras zonas de la ciudad, algo absolutamente inviable como ya se comprobó con el traslado de la arboleda del antiguo hospital militar a otras dependencias, y que terminó con la muerte de la gran mayoría de árboles trasplantados.
– Las autoridades de Melilla siguen sin entender el valor de estos árboles para la ciudadanía en un situación de emergencia climática como la actual y se escudan en la ausencia de una normativa que los proteja para tratarlos como un obstáculo para sus fines especulativos, sin tenerlos en cuenta en absoluto a la hora de diseñar los planos de las nuevas construcciones.
El proyecto de remodelación del antiguo cuartel de caballería, el acuartelamiento «Primo de Rivera», ha confirmado nuestros peores presagios, pues prevé una partida presupuestaria para trasplantar todos y cada uno de los árboles y palmeras que hay en la actualidad dentro del cuartel, un total de 183 ejemplares. Este verdadero «arboricidio» lo han decidido justo cuando representantes de todos los países se reúnen en Glasgow para debatir sobre las soluciones a la grave crisis climática que vive el planeta, y con la advertencia de los principales científicos del mundo de la necesidad de conservar y aumentar el arbolado en ciudades y pueblos para paliar las consecuencias del cambio climático. Está claro que las autoridades de Melilla son expertas en actuar contracorriente y hacer caso omiso a cualquier recomendación lógica que se les plantee.
Nuevamente y como ya ocurrió en otros recintos militares cuando pasan a manos de la ciudad, el proyecto de remodelación de este cuartel se ha hecho sobre un plano «en blanco», sin tener en cuenta en lo más mínimo las hileras de árboles y palmeras centenarias que se han mantenido y cuidado durante más de cien años por el estamento militar. Estamos otra vez ante un patrimonio natural que desaparece en cuanto el recinto pasa de manos militares a civiles. Hay que recordar los tristes antecedentes de otras zonas donde ya ha ocurrido esto, como en el antiguo hospital militar, cuya entrega a la ciudad supuso el desmantelamiento y traslado de toda su arboleda centenaria a otros lugares como el cuartel de la Legión, para terminar muriendo sin remedio, pues el «apeo» de árboles centenarios de gran porte, además de un sinsentido, trae como consecuencia la muerte o graves secuelas que acortan la vida de dichos árboles en la gran mayoría de los casos.
La soberbia y el desprecio con el que se trata a estos árboles en Melilla están respaldados por la ausencia de una normativa específica que los proteja, y la administración se sigue escudando en eufemismos como el de «no son especies protegidas» o «luego vamos a plantar un jardín» para cometer estos arboricidios que en absoluto tienen justificación.
Esta nueva amenaza a los árboles centenarios de Melilla está teniendo ya contestación por parte de la ciudadanía, y debe marcar un punto de inflexión en que l@s melillenses digamos «basta», y demostremos a las autoridades, con las acciones que sean necesarias, que no vamos a consentir que se hipoteque el futuro de la ciudad destruyendo una de sus más valiosas pertenencias, su patrimonio arbóreo, que se ha conservado dentro de los acuartelamientos para que podamos seguir disfrutando de su sombra y del oxígeno que necesitamos para respirar.
Las acacias centenarias de general Villalba

Las acacias centenarias de la calle gral. Villalba han sido ya finalmente sustituidas por ciruelos cafres (Harpephyllum caffrum) y pimenteros brasileños (Schinus terebinthifolius).
La sustitución ha sido rápida, como era deseable, pero más deseable sería aún que los muchos alcorques vacíos que hay por toda la ciudad fueran ocupados también con la misma rapidez, y que se plantaran paulatinamente también en las calles y plazas que carecen de ellos.
Por lo demás, deseamos que estas especies se adapten bien a nuestra ciudad y den buena sombra, y pondremos nuestro empeño en que no sufran podas desmedidas y a destiempo que acorten su vida y les causen enfermedades irreversibles, como las que afectan a otros muchos árboles de la ciudad.
Es cierto que una parte de la ciudadanía aún no ha entendido la necesidad vital del arbolado urbano y exigen podas porque achacan a la frondosidad de las copas todo tipo de males (sólo hay que ver cuántos árboles mueren «misteriosamente» en la puerta de muchos negocios, garages y terrazas), pero el resto de melillenses necesitamos, cada vez más, la sombra y el oxígeno que aportan estos árboles, y como ciudadan@s tenemos derecho a ello, y ese derecho debe ser respetado.