red hidrográfica de Melilla
Aceites usados en el arroyo Mezquita y salidas de aguas residuales en el río de Oro siguen pendientes de respuesta tras la denuncia de Guelaya
- Se extiende la falta de control del territorio de las Administraciones, desde la periferia a los cauces de la ciudad.
- No se ha producido la misma respuesta que en el caso del vertido de la Ciudad del fútbol en el Real.
- El arroyo Mezquita sigue contaminado desde sus aliviadores por mucho que Guelaya haya denunciado ante todas las Administraciones existentes el vertido de residuos peligrosos (aceites industriales) en el mismo punto.
Van pasando los días y el informe técnico que se está realizando ante la denuncia de Guelaya sobre media docena de vertidos de aguas residuales y fecales en los cauces de la ciudad se hace esperar, y por tanto, seguimos sin saber si se van a acometer las obras necesarias para que la red hidrográfica de Melilla deje de recibir vertidos contaminantes. La respuesta que hemos recibido de la Consejería ha sido el encargo de un informe técnico que realice un diagnóstico y proponga soluciones, pero Guelaya tras dos semanas no ha recibido ningún informe.
Entendemos que se trata de problemas de contaminación que afectan a la salud pública y al medio ambiente en un momento en el que además se están extremando las medidas de limpieza en los cauces de la ciudad, y resulta increíble que en momentos como los que pasamos, con una sensibilización hacia la salud pública como la que el COVID-19 ha provocado, no se dé una respuesta urgente.
La limpieza realizada hace semanas en el arroyo Mezquita ha dejado a la vista una salida de aceites de coche usados que ha sido reiteradamente denunciada por Guelaya a lo largo de la última década. La última denuncia (A la Confederación Hidrográfica, al SEPRONA y a la propia Consejería) se realizó en 2018, como se puede comprobar en la hemeroteca.

En el caso del río de Oro el primer vertido se realiza a la altura del parque de la Cañada y el olor del agua es característico de las aguas fecales. Más abajo, a la altura del colegio León Solá, se mantiene una pérdida de agua de una tubería que no ha sido arreglada por Valoriza. Bajo el parque de las Palmeras existe igualmente una salida que parece del propio parque que debería estar conectada a la red de aguas residuales como el resto que van a la estación depuradora. A la altura del puente de la Palmeras, en la confluencia del arroyo Alfonso XIII, se produce un estancamiento de aguas bajo la rotonda de la carretera de Farhana que existe desde hace años, cuando se realizó el proyecto técnico de renaturalización del río de Oro.
En el sector hormigonado, bajo el campo de fútbol del Tesorillo, existen dos vertidos por tuberías que hace años cuando lo denunciamos a Valoriza sacaban aguas de forma constante y abundante y ahora lo hacen de forma intermitente y en menos cantidad. En un caso se trata claramente por olor y color de aguas negras (fecales) y en el otro caso de aguas residuales.

En el arroyo de Farhana existen dos vertidos más, aproximadamente al final del CETI, en su propio lado, lo que hace pensar que se traten de aguas residuales, y enfrente algunas tuberías sacan de forma intermitente vertidos que parecen de aceites industriales usados, que pueden ser catalogados como residuos peligrosos.
Seguiremos informando y haciendo seguimiento de los vertidos para darles visibilidad, porque dejar pasar el tiempo para invisibilizar el problema no es una opción que Guelaya contemple.
Guelaya denuncia ante la consejería de Medio Ambiente vertidos de aguas fecales en el río de Oro y arroyo Farhana
- Un vertido de aguas al arroyo Farhana procede probablemente de instalaciones públicas como el CETI.
- En el río de Oro los vertidos de fecales comienzan a la altura del parque de la Cañada y terminan bajo el campo de fútbol del Tesorillo.
- Guelaya mantiene la “esperanza” de que con la misma prontitud que se ha arreglado el vertido de la Ciudad del fútbol se arreglen la media docena de vertidos que Guelaya denunció la semana pasada.
La red de alcantarillado y aguas pluviales de Melilla hace aguas al no cubrir el 100% de la ciudad. Es un problema al que l@s melillenses estamos habituad@s, pero no por ello Guelaya deja de escandalizarse por considerarlo anacrónico en el siglo XXI.
La rápida actuación de la Consejería ante la denuncia de los vecinos del Real por los vertidos al cauce del arroyo Mezquita procedentes del centro COVID de la Ciudad del fútbol nos ha animado a denunciar media docena de vertidos de aguas fecales y pluviales en los cauces de la red hidrográfica principal de Melilla, la del río de Oro y arroyo Farhana.
La sensibilidad hacia la salud pública es máxima en Melilla gracias al triste récord de contagios nacionales COVID-19 que padecemos; por eso nos ha parecido un buen momento para poner encima de la mesa un problema que cualquier persona que camina por el río puede ver desde hace años. Los vertidos de aguas fecales en los cauces públicos son una carga de contaminación que afecta a los ecosistemas y al salud pública que tienen que acabar de forma PRIORITARIA si se tienen en cuenta los millones de euros no reembolsables, tres, que la Consejería de Medio Ambiente ha recibido.

En lo que respecta al medio ambiente, el proyecto de renaturalización del río de Oro y arroyo Farhana iniciado con fondos del ministerio de Transición Ecológica a través de la empresa Tragsa, con la dirección de obras de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, cuenta con la información precisa sobre la ubicación de los vertidos a los cauces; nos consta porque la hemos facilitado desde Ecologistas en Acción.
Sobre la salud pública, existe la incertidumbre sobre la posibilidad de contagios COVID-19 a partir de las aguas fecales. Desde el mes de abril en algunos países europeos como Holanda se utilizaron las cargas víricas de las aguas fecales para adelantar la presencia de los contagios, ya que aparecían antes de que el sistema de salud detectara los casos.
La prohibición de verter aguas fecales en los ríos españoles es algo que puede entender cualquier persona, por la enumeración de enfermedades vinculados con los mismas.
Las aguas fecales con y sin COVID-19 que se vierten en la red hidrográfica principal de la ciudad acaban en el estanque de la desembocadura del río, y gracias a los chorros de agua que intentan oxigenar esas aguas sin depurar constituyen aerosoles potenciales de transmitir enfermedades que las autoridades de salud pública de la ciudad no se pueden permitir en las circunstancias actuales.
Guelaya solicita que se corten YA los vertidos a todos los cauces de la ciudad de aguas fecales o pluviales sin depurar como algo prioritario, no solo por la contaminación medioambiental, sino en defensa de la salud pública.
