vertido de aguas fecales
Tercer vertido desde mayo causa la muerte de cientos de peces en el río.
El chaparrón de la madrugada del sábado ha provocado un nuevo vertido de aguas fecales en la desembocadura del río de Oro.
Se trata del tercer vertido que denunciamos desde mayo.
La fuente de colores, a la que se le aplicó una “limpieza de choque” hace unas pocas semanas, está otra vez sumergida en fango tóxico.
La reapertura del sumidero que se traga el cauce natural del río ha impedido que cientos de peces pudieran escapar de la muerte.
Pues con el vertido de fecales de esta madrugada ya está la fuente otra vez sumergida en fango tóxico, en el que cientos de peces moribundos dan los últimos estertores y los que ya han muerto tapizan las orillas y el fondo del estuario. La única posibilidad de salvar la vida a estos peces sería que las aguas del cauce natural del río llegarán de nuevo al estuario, pero estas aguas son tragadas por el infame sumidero que hay más arriba del cauce.
Hay una novedad con respecto al vertido anterior: esta vez las excavadoras han hecho un muro en la fuente con el mismo fango para que no se extienda por la arena de la playa y deje imágenes como las del anterior vertido.
Las caras de la gente que cruza el puente hacia la feria lo dicen todo. Pero eso no va a cambiar nada en una ciudad en la que los delitos ambientales son casi una norma; una ciudad que tuvo que pagar la remoción y lustre de la «fuente de colores» hace solo unas semanas para que las nuevas autoridades, escoltadas por el cuerpo técnico de la consejería de medio ambiente, hicieran algo así como una especie de «reinauguración». No nos sorprendería que después de volver a limpiar todo el fango con nuestro dinero se volviera a reinaugurar, lo hemos visto ya todo en esta ciudad.
Lo único seguro es que nadie le va a devolver la vida a esos cientos de peces, y las próximas lluvias volverán a provocar otro nuevo vertido de aguas fecales sin que nadie ponga remedio. Desde Guelaya llevamos mucho tiempo reclamando que se invierta dinero en reparar los fallos de la ETAP y denunciando el sumidero que se traga el cauce natural, pero volveremos a intentar todo lo que está en nuestra mano para que este vertido no quede impune, incluyendo
una denuncia al SEPRONA y que tome acta de la muerte de estos cientos o miles de peces.. Todo menos rendirse, por muchas que sean las razones para hacerlo.



Ayer se vertieron miles de litros de aguas fecales en la ensenada de Melilla.
● El vertido proviene de la estación de bombeo del río de Oro y ha extendido su rastro en forma de agua oscura y maloliente por todas las playas de la ciudad.
● En 2017 nos gastamos dos millones de euros en una tubería para llevar las aguas fecales desde la estación de bombeo a la depuradora.
● ¿Quién responde de la eficiencia del gasto de ése dinero público?
● ¿Se va a plantear alguna vez una solución a estos vertidos?
Ayer se vertieron miles de litros de aguas fecales en la ensenada de Melilla, un vertido que se repite cada vez que llueve y que nadie parece capaz de solucionarlo a pesar de sus graves consecuencias. Hemos de recordar que el anterior vertido, el que tuvo lugar en febrero de este mismo año, fue denunciado por Guelaya a la Dirección General de Costas y aún está sin respuesta. El vertido de ayer es especialmente grave porque inunda y contamina la totalidad de la zona de baño de las tres playas más importantes de Melilla. Además el vertido de fecales ha extendido su rastro por la arena de todas las playas en forma de lagunas de agua oscura y maloliente que dejan una capa negra en la arena conforme se van secando. En 2017 Melilla pagó 2 millones de euros a la empresa Ferrovial para mejorar la tubería que une la estación de bombeo del río de Oro con la depuradora. Buena parte de este dinero provenía de fondos Feder. Los responsables de aquella obra deberían explicar por qué los fondos públicos parecen no servir para solucionar problemas recurrentes. Mientras decidimos denunciar este nuevo vertido, tenemos el deber de plantear una serie de cuestiones de urgencia a la administración:
– ¿Se va a prohibir el baño hasta que se garantice la salubridad de las aguas?
– ¿Se va a retirar la arena contaminada?
– ¿Se van a retirar las banderas azules de las diversas playas de la ensenada, evitando así de paso contribuir a las muchas dudas que plantea este galardón?
– ¿Se va a plantear alguna vez una solución a estos vertidos?
Para comprobar la toxicidad de estos vertidos no hay más que observar la desembocadura estos días en adelante. Por experiencia sabemos que mientras persisten las aguas oscuras en el estuario desaparece todo rastro de vida, y lo único que sobrevive son las larvas de mosquitos, que se desarrollan en su particular paraíso tóxico sin ningún enemigo que pueda acabar con ellas. Las aguas claras provenientes de las surgencias del río, que son las únicas que van purificando poco a poco el estuario y hacen que vuelvan las aves y anfibios que devoran estos mosquitos, son tragadas en su mayor parte por la alcantarilla que hay un poco más atrás de la desembocadura. Todo un despropósito que ejemplifica
el desastre de gestión del tramo urbano del río que han realizado todas las administraciones hasta ahora.



Guelaya denuncia ante la consejería de Medio Ambiente vertidos de aguas fecales en el río de Oro y arroyo Farhana
- Un vertido de aguas al arroyo Farhana procede probablemente de instalaciones públicas como el CETI.
- En el río de Oro los vertidos de fecales comienzan a la altura del parque de la Cañada y terminan bajo el campo de fútbol del Tesorillo.
- Guelaya mantiene la “esperanza” de que con la misma prontitud que se ha arreglado el vertido de la Ciudad del fútbol se arreglen la media docena de vertidos que Guelaya denunció la semana pasada.
La red de alcantarillado y aguas pluviales de Melilla hace aguas al no cubrir el 100% de la ciudad. Es un problema al que l@s melillenses estamos habituad@s, pero no por ello Guelaya deja de escandalizarse por considerarlo anacrónico en el siglo XXI.
La rápida actuación de la Consejería ante la denuncia de los vecinos del Real por los vertidos al cauce del arroyo Mezquita procedentes del centro COVID de la Ciudad del fútbol nos ha animado a denunciar media docena de vertidos de aguas fecales y pluviales en los cauces de la red hidrográfica principal de Melilla, la del río de Oro y arroyo Farhana.
La sensibilidad hacia la salud pública es máxima en Melilla gracias al triste récord de contagios nacionales COVID-19 que padecemos; por eso nos ha parecido un buen momento para poner encima de la mesa un problema que cualquier persona que camina por el río puede ver desde hace años. Los vertidos de aguas fecales en los cauces públicos son una carga de contaminación que afecta a los ecosistemas y al salud pública que tienen que acabar de forma PRIORITARIA si se tienen en cuenta los millones de euros no reembolsables, tres, que la Consejería de Medio Ambiente ha recibido.

En lo que respecta al medio ambiente, el proyecto de renaturalización del río de Oro y arroyo Farhana iniciado con fondos del ministerio de Transición Ecológica a través de la empresa Tragsa, con la dirección de obras de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, cuenta con la información precisa sobre la ubicación de los vertidos a los cauces; nos consta porque la hemos facilitado desde Ecologistas en Acción.
Sobre la salud pública, existe la incertidumbre sobre la posibilidad de contagios COVID-19 a partir de las aguas fecales. Desde el mes de abril en algunos países europeos como Holanda se utilizaron las cargas víricas de las aguas fecales para adelantar la presencia de los contagios, ya que aparecían antes de que el sistema de salud detectara los casos.
La prohibición de verter aguas fecales en los ríos españoles es algo que puede entender cualquier persona, por la enumeración de enfermedades vinculados con los mismas.
Las aguas fecales con y sin COVID-19 que se vierten en la red hidrográfica principal de la ciudad acaban en el estanque de la desembocadura del río, y gracias a los chorros de agua que intentan oxigenar esas aguas sin depurar constituyen aerosoles potenciales de transmitir enfermedades que las autoridades de salud pública de la ciudad no se pueden permitir en las circunstancias actuales.
Guelaya solicita que se corten YA los vertidos a todos los cauces de la ciudad de aguas fecales o pluviales sin depurar como algo prioritario, no solo por la contaminación medioambiental, sino en defensa de la salud pública.
