La gestión de la vegetación arrancada en el río Oro como ejemplo de desatino.

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Arrancar toda la vegetación ribereña del río es una acción que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir tendrá que justificar ante la fiscalía tarde o temprano. Tirarla a otro espacio natural, el Nano, mezclada con basura y neumáticos, es ya el siguiente paso en la escalada. En fin, hoy en prensa sus responsables poco menos que le echaban la culpa a los camioneros, un disparate. Esa basura y neumáticos que están entre la vegetación es la que la CHG tenía que haber evitado que llegara al río, o en todo caso haberla retirado del cauce sin dañar la vegetación riparia, auténtico pulmón del río que purificaba sus aguas y albergaba las aves que nos libran de los mosquitos.

vegetación del río Oro

En la imagen de la izquierda, y en un vistazo rápido, podemos ver cómo los berros (Rorippa nasturtium), espadañas (Typha angustifolia), carrizos (Phragmites australis), juncos (Juncus acutus) y otras especies mantenían el agua transparente a pesar de los numerosos colectores ilegales de aguas fecales que salpican el río. En la foto de la derecha vemos cómo toda esa vegetación, después de arrancada, es tratada como un residuo más y se tira junto a toda la demás basura, para más escarnio, en otro espacio natural. Para subir un escalón en el desatino.

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