Solo reduciendo el número de coches en las ciudades avanzaremos hacia la movilidad sostenible
· Melilla se suma a las 400 ciudades que se han apuntado a organizar actividades
· Exigimos que esta semana de la movilidad no sea un “lavado de cara” y que se anuncien las iniciativas que se van a poner en marcha al menos hasta las próximas elecciones para promover la movilidad sostenible
Sobran los motivos para argumentar que las ciudades no podrán mantener en el futuro la movilidad basada en el coche privado, tanto si es contaminante como si es eléctrico. La movilidad urbana es responsable del 23 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de Europa. La contaminación atmosférica impacta directamente en la salud de las personas, causando alrededor de 30.000 muertes anuales en el Estado español. La contaminación acústica que sufren a diario quienes viven, estudian o trabajan cerca de calles con mucho tráfico se relaciona con el incremento de ingresos hospitalarios por ansiedad e incluso intentos de suicidio.
La ley del Cambio Climático, aprobada en mayo de 2021, obliga a todas las ciudades de más de 50.000 habitantes a poner en marcha Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) antes de 2023. Estamos a la espera de que se publique el Real Decreto que regule estas ZBE. Mientras tanto, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ya ha distribuido 1.000 millones de euros de los fondos de recuperación a las ciudades para implantar ZBE y hay una nueva convocatoria abierta hasta fin de mes para repartir otros 500 millones de euros.
En Melilla, que se ha sumado en el registro de asociaciones a 450 ciudades españolas que reivindican la movilidad sostenible, contamos con una guía para promover la movilidad sostenible, el plan de movilidad urbana sostenible, guardada en un cajón desde hace tres años por la falta de voluntad de enfrentar políticamente lo que es irreversible en los municipios españoles y europeos, el uso del coche privado está en retroceso.
Tras el corte de tráfico de la avenida el pasado viernes 16 por parte de las asociaciones demandantes de movilidad sostenible, con todos los permisos pertinentes, llama la atención que la consejería diga que este año no va a cortar el tráfico porque no recordamos que lo hiciera el año pasado tampoco porque también fuimos las entidades sociales las que salimos a recuperar las calles para las personas.
No se han solicitado fondos de resiliencia para promover la Zona de Bajas Emisiones que nadie ha visto en borrador 3 meses antes de que tenga que ponerse en marcha por imperativo legal el 1 de enero de 2023. Se han solicitado fondos para obras que no restringen el tráfico ni restan aparcamientos pero no para la ZBE, para carriles bici o para mejorar el transporte público, por muchos anuncios públicos que se hayan realizado y que ojalá se cumplan alguna vez.
La contaminación acústica sigue bajo mínimos en base a un reglamento anterior a la actual Ley de ruidos. El nuevo reglamento de circulación que está redactado desde hace más de 3 años sigue en un cajón a pesar de que deja claro que para sancionar por aparcar indebidamente en una zona azul o en una ZBE.
La campaña que la policía local ha anunciado para esta semana contra el ruido de las motos es un “brote verde” necesario e imprescindible pero insuficiente. La contaminación acústica es una causa
de enfermedad y un problema de salud pública, causado en el 97% del ruido de la ciudad por el tráfico, según la aprobada “Zonificación acústica”. La lucha contra el ruido tiene que ir más allá que las campañas contra los escapes de las motos. Hay que renovar reglamentos y poner al día el derecho a un medio ambiente sano por contaminación atmosférica y acústica.
Para que esta semana europea de la movilidad no sea un caso más de lavado de cara de la Ciudad, más nos vale saber qué se va a hacer de aquí hasta las próximas elecciones en materia de movilidad sostenible de todas las promesas y compromisos realizados en los últimos 3 años.
