carrizo
Actuaciones para aumentar la seguridad de nuestros cauces frente a inundaciones
Basadas en las directrices del Ministerio de
Transición Ecológica
INTRODUCCIÓN
Conmovidos por la tragedia histórica que ha asolado la Comunidad Valenciana y otros
puntos de la geografía española, y con el compromiso de Guelaya de tratar de contribuir a que
futuros episodios de este tipo no lleguen a alcanzar el nivel de virulencia que ha llevado a la
catástrofe a miles de hectáreas, hemos querido trasponer a Melilla las recomendaciones de la
«Guía de buenas prácticas en actuaciones de conservación, mantenimiento y mejora de
cauces» publicada en 2019 por el MITECO (Ministerio para la Transición Ecológica).
En estos días estamos asistiendo, incluso por parte de políticos locales, a peticiones de
información en muchos casos desorientadas.
Lo que hay que saber para poder defendernos de las inundaciones o disminuir sus destrozos
está estipulado por las autoridades con competencia hidráulica hace tiempo; la guía a que
hemos aludido no es más que un resumen de lo que aparece en los sucesivos Planes
Hidrológicos, que deberían ser la principal herramienta de trabajo de nuestras autoridades;
aunque estos planes no se cumplen en muchos casos y nadie los hace cumplir. Tampoco son
escasas las veces que los Planes Hidrológicos desoyen alegaciones de participación ciudadana
para centrarse en lo «políticamente correcto» para la administración autonómica o municipal
de turno.
Hace unos años Guelaya presentó en el Plan Hidrológico de Melilla un proyecto para
renaturalizar el río de Oro; en él se incluían diversas medidas para hacer frente a las
inundaciones. Este proyecto fue desestimado por todos los participantes del Plan Hidrológico,
CHG y Consejería de Medio Ambiente incluidos. Pero el Ministerio de Medio Ambiente sí
aprobó nuestro proyecto y se llevó a cabo. Gracias a la renaturalización de la cabecera del río
de Oro hemos conseguido eliminar basuras y vegetación invasora, agrandar y afianzar con
vegetación autóctona taludes, mejorar la vegetación de ribera y hacer una balsa de inundación
que ayuda a disminuir la velocidad del agua. Para enfrentarnos a las inundaciones tenemos
que renaturalizar los ríos.
La magnitud de la tragedia de Valencia sobrepasa todas las previsiones meteorológicas y de
seguridad hidráulica, por lo que es muy probable que la trasposición a Melilla que hacemos
aquí de la normativa vigente haya que revisarla en un futuro.
Con arreglo al potencial mapa de inundaciones que el Ministerio de transición Ecológica
(MITECO) tiene establecidos para Melilla destacamos que las principales Áreas con Riesgos
Potenciales de Inundación están en torno al río de Oro y el arroyo Mezquita, si bien no
podemos olvidar otros arroyos como Sidi Guariach o Alfonso XIII.
Las zonas tradicionalmente inundadas en Melilla son Plaza de España, barrio del Real, Tesorillo
y barrio del Industrial. Los Planes Hidrológicos son los encargados de revisar continuamente las
zonas con riesgo de inundaciones.

ACTUACIONES NECESARIAS EN LOS CAUCES DE LA CIUDAD
Manejo y control de la caña Arundo donax. Uno de los grandes peligros en una riada es la presencia de la caña Arundo donax (caña), especie invasora que se quiebra con el empuje del agua formando tapones que arrasan con todo cuando la presión del agua los vence. Erradicar esta caña no es fácil, pero es fundamental. No basta con cortarla una vez, si la caña no se ha extirpado bien reaparece en una semana. Se recomienda seguir las instrucciones de la guía: «Bases para el manejo y control de la Arundo donax (caña)». La eliminación de esta especie requiere primero de la extracción de la planta por medios mecánicos y después de la extracción de los rizomas con cribado de la tierra y posterior eliminación de los restos en vertedero. Es una tarea que requiere estar encima durante mucho tiempo.
En Melilla esta caña está muy presente en los arroyos Farhana, Sidi Guariach y Alfonso XIII. En la cabecera del río de Oro no abunda en el lecho, ya que se extirpó en la renaturalización del río, pero sí está presente en las laderas.
El Phragmites (carrizo), es una planta propia de los ríos que no debe confundirse con el Arundo donax (caña). El Phragmites (carrizo) es la mejor planta que puede haber en el lecho del río ya que no se rompe con el paso del agua, pero sí le quita fuerza a la riada.
La eliminación de plantas invasoras está contemplada en el Plan Hidrológico de Melilla, pero no se lleva a cabo.




Recuperación de la composición y estructura del lecho el río y cauces.
El lecho de un río natural es de tierra y está poblado por la vegetación autóctona. La tierra absorbe el agua, lo que facilita la recuperación de los acuíferos; la vegetación además de servir de cobijo para aves y fauna aminora la velocidad del agua en las riadas.
La desembocadura del río de Oro presentaba muchas manchas de Phragmites (carrizo) que cobijaban a diversas aves, pero se cementó totalmente hace unos años. La falta de vegetación y el cemento convierten la desembocadura en una autopista donde el agua coge mayor velocidad.


Recuperación de la vegetación de ribera.
El carrizo (Phragmites australis) es la vegetación más abundante del río de Oro y hay que conservarla a toda costa. Esta vegetación asegura la estabilidad de las orillas, actúa como filtro para entrada de sedimentos y sustancias químicas en el cauce y frena la velocidad del agua en las riadas.
En las riberas de la cabecera del río de Oro se han plantado más de 12.000 plantas procedentes del vivero de Guelaya, todas autóctonas y propias del río que servirán para estabilizar las orillas y disminuir la erosión en las riadas.

Aumentar la capacidad de desagüe.
Ante una inundación es fundamental tener previstas vías de escape para el agua. Toda el agua que pueda desviarse de manera «blanda» del cauce del río no circulará por el cauce y disminuirá la fuerza de la riada. Las balsas de inundación cumplen el papel de atenuador en las riadas. En la renaturalización de la cabecera río de Oro llevada a cabo por el Ministerio de Transición Ecológica se excavó una balsa de inundación, a la que quisimos llamar Laguna de los Pájaros, donde afloran las aguas del freático. Esta balsa sirve para acumular agua en las riadas y disminuir la presión de circulación.


Continuidad longitudinal.
El agua tiene memoria. Nosotros podemos desviar los cauces, pero en los episodios de lluvias torrenciales el agua tiende a recuperar su antiguo camino.
El arroyo Mezquita atravesaba antiguamente el barrio del Real en lo que hoy es la calle Jiménez Iglesias (color azul) y se desvió con un ángulo de casi noventa grados (color verde) para construir casas. Esta zona es uno de los puntos a tener en cuenta en caso de fuertes lluvias; el agua no va a seguir el camino artificial, tenderá a circular por su camino natural.
En 1985 se vivió en Melilla un episodio de inundaciones por desbordamiento del arroyo Mezquita que afectó gravemente al barrio del Real. En 2008 cayeron en Melilla 105 L/m2 y el arroyo Mezquita volvió a desbordarse en el barrio del Real y provocó escenas de pánico en la frontera. Hubo personas que tuvieron que ser rescatadas con cuerdas por la policía.
La información sobre qué hacer en caso de inundación y los protocolos de actuación en esta y otras zonas con riesgo de inundación será fundamental.

Eliminación de construcciones y obstáculos ubicados en el Dominio Público Hidráulico (DPH) que puedan implicar un grave riesgo para las personas y bienes.
En una riada es importante que el agua pueda escapar de forma natural por los laterales del río, la llamada zona de Dominio Público Hidráulico (DPH), que deben ser zonas sin construcciones de ningún tipo. Esta inundación blanda disminuye el caudal de agua y el poder devastador aguas abajo. La invasión del DPH en Melilla con muros de fincas que evitan el desbordamiento del agua en la cabecera del río contribuye a que el nivel y la velocidad del agua se eleven en las zonas bajas.
En la cabecera del río de Oro existen diversos muros pertenecientes a fincas invadiendo el DPH. Estos muros son ilegales pero nadie les ha obligado a retranquearse.
La presencia de una empresa de chatarra de vehículos en la cabecera del río de Oro, al borde del lateral, invadiendo el DPH, es otra realidad que constituye un peligro de gran magnitud. En una riada muchos de estos coches podrían caer al río y afectar incluso a los pilares de los puentes.


Retirada de residuos. Actuaciones en cauces
Según el MITECO la retirada de residuos es competencia municipal según el artículo 26 de la Ley 7/1985, artículo 26; pero los responsables municipales consideran que esta actuación compete a la Confederación Hidrográfica. Lo cierto es que nuestros cauces están llenos de basuras que constituyen un peligro en caso de inundación y que alguien tiene que limpiarlos.
En la renaturalización de la cabecera del río de Oro se empleó un millón de euros, que pagó el Ministerio de Transición Ecológica, en limpiar las basuras,. Con el tiempo van apareciendo nuevas basuras en el río de Oro y en todos los cauces de la ciudad.
Mantener los cauces limpios es un elemento de seguridad frente a las riadas y es la mejor forma de evitar que las basuras lleguen al mar y nos inunden las playas con posterioridad.
Guelaya ha solicitado en numerosas ocasiones la elaboración de un Plan de vigilancia, sanción y limpieza periódica de los cauces. Con la desgracia de la Dana de Valencia todavía en nuestra memoria este debería ser el momento en que la Ciudad Autónoma y la Confederación Hidrográfica se pusieran de acuerdo para abordar este plan o algo similar.
Nuestras instituciones deben estar al servicio del ciudadano, de lo contrario perderán nuestra confianza.

Este informe se puede descargar en este enlace y al final del post.
El carrizal del río Oro. La vida se abre camino
Ver cómo el carrizo (Phragmites australis) se va extendiendo sobre el lecho de cemento del río Oro es la mejor manera de entender la vieja frase «la vida se abre camino». En el plan de renaturalización que proponemos para el río a su paso por la ciudad no incluimos levantar el suelo de cemento del lecho del río, porque experiencias anteriores demuestran que en poco tiempo la vegetación ribereña haría desaparecer este suelo sin problemas. Como veis, a pesar de la imagen que se intenta vender (y se consigue) del río por parte de las autoridades como que es un arroyo infecto, el caudal de agua que circula es transparente y está lleno de peces y anfibios. Precisamente los carrizos son responsables de la claridad de estas aguas, pues las plantas macrófitas tienen un poder de absorción de contaminantes muy alto, y aunque no faltan a lo largo del río emisarios ilegales de aguas fecales, estas plantas obran el milagro de purificarlas sin ningún esfuerzo por nuestra parte. El único esfuerzo que se realiza es precisamente para arrancarlas con maquinaria pesada cada cierto tiempo, junto con el hábitat de multitud de aves y otras especies protegidas, algo impensable hoy en día en el resto de ciudades españolas

Es muy importante distinguir la caña común (Arundo donax), de origen asiático, del carrizo (Phragmites australis), totalmente autóctono. La caña se extiende peligrosamente por los cauces; no es flexible, sino quebradiza, y al quebrarse con las riadas forma tapones que pueden acarrear un serio problema. El carrizo, en cambio, es flexible, y sus tallos no superan el diámetro de un dedo de grosor. En las crecidas actúa como regulador de la fuerza de las aguas, evitando riadas e inundaciones. Por eso los planes de cauces a nivel estatal y europeo aconsejan retirar las poblaciones de caña de los cauces y sin embargo emplazan a favorecer el crecimiento de la vegetación ribereña autóctona, como carrizos, eneas y juncos.