Día: 26 julio, 2016
La gestión de la vegetación arrancada en el río Oro como ejemplo de desatino.
Arrancar toda la vegetación ribereña del río es una acción que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir tendrá que justificar ante la fiscalía tarde o temprano. Tirarla a otro espacio natural, el Nano, mezclada con basura y neumáticos, es ya el siguiente paso en la escalada. En fin, hoy en prensa sus responsables poco menos que le echaban la culpa a los camioneros, un disparate. Esa basura y neumáticos que están entre la vegetación es la que la CHG tenía que haber evitado que llegara al río, o en todo caso haberla retirado del cauce sin dañar la vegetación riparia, auténtico pulmón del río que purificaba sus aguas y albergaba las aves que nos libran de los mosquitos.

En la imagen de la izquierda, y en un vistazo rápido, podemos ver cómo los berros (Rorippa nasturtium), espadañas (Typha angustifolia), carrizos (Phragmites australis), juncos (Juncus acutus) y otras especies mantenían el agua transparente a pesar de los numerosos colectores ilegales de aguas fecales que salpican el río. En la foto de la derecha vemos cómo toda esa vegetación, después de arrancada, es tratada como un residuo más y se tira junto a toda la demás basura, para más escarnio, en otro espacio natural. Para subir un escalón en el desatino.
Las medusas comienzan su agosto en las playas de Melilla
Por explicar brevemente los factores de la sobreabundancia actual de medusas, en concreto las de la especie Pelagia noctiluca, en nuestras costas, se pueden resumir en cuatro:
- El primero sería la ausencia de depredadores, como tortugas y peces luna, por caídas accidentales en redes y palangres, entre otras causas.
- El segundo sería la contaminación por compuestos orgánicos provenientes de la agricultura intensiva, que llegan al mar a través de los ríos; dichos compuestos orgánicos favorecen el desarrollo de los pólipos.
- El tercero es la ausencia de la barrera de agua dulce que antaño evitaba que las medusas se acercaran a la costa; la disminución de los recursos hídricos hace que llegue mucha menos agua dulce al mar.
- El cuarto es, cómo no, el aumento de temperaturas debido al cambio climático, que acelera el desarrollo de estos organismos.

Mientras no empecemos a corregir estos factores, las medidas contra la invasión de medusas de nuestras playas serán paliativas y poco eficaces. Para colmo, pagamos el gran trabajo de nuestros aliados naturales contra las medusas, las tortugas marinas, llenando de plásticos el mar, que confunden con sus presas y devoran hasta provocarles la muerte. Un sinsentido que simboliza nuestra actitud actual con la naturaleza. La presencia de medusas en nuestras playas es una respuesta natural a esa actitud.