Arrasar con el arbolado de una calle en plena crisis climática
Arboles perfectamente sanos
Solo requerían una adecuada poda de mantenimiento
Finalmente, se ha ejecutado la tropelía Hoy se llevaban las primeras jacarandas de la calle Severo Ochoa; árboles con 20 años transportados como si fueran farolas o señales de tráfico. Ha bastado un informe hecho a medida, en el que se afirmaba que los árboles «estaban sufriendo», para justificar el absurdo de arrasar con el arbolado de una calle en plena crisis climática. Con afirmaciones que pasarán a la historia del ridículo, como que «los árboles tenían ya 20 años, y había que sustituirlos por árboles más jóvenes». En cualquier ciudad normal la madurez de un árbol es el objetivo a conseguir; para nuestras autoridades ambientales el que un árbol crezca es un problema.
Eran árboles muy hermosos y perfectamente sanos que ofrecían una estupenda sombra en verano y que con una poda adecuada se evitaba que las ramas molestaran a las viviendas.
Se puede entender que un consejero de Medioambiente no entienda de su consejería. Al fin y al cabo es un cargo político. Pero que un ingeniero especializado, a quien se le presupone formación y espíritu medioambientalista, de su conformidad a la eliminación de estos árboles debería preocuparnos como ciudadanía.
