ciclovía
Primera Carta a los Magos y Magas de la Guelaya
- Guelaya Ecologistas en Acción quiere comenzar el año deseando a todas las personas de Melilla que 2021 les trate mejor que 2020, y nuestra esperanza es que eso no va a ser difícil.
- En lo ambiental, Guelaya quiere compartir con todas las personas de la ciudad su carta de deseos, que esperamos cumplir a lo largo del año.
- Todavía nos queda que pasar la tercera oleada de pandemia pero la progresiva vacunación de la población permitirá que la declaración de emergencia climática deje de ser papel mojado.
Querid@s Mag@s:
El año 2019 terminaba con potentes manifestaciones en todo el mundo ante la emergencia climática y la COP25 de Chile/Madrid, y 2020 termina a la espera de que las vacunaciones acaben con la peor emergencia sanitaria del planeta.
Han pasado 25 COP (Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático), y 5 desde los acuerdos de París, y las emisiones que provocan cambio climático no han dejado de subir. En 2020 han seguido batiendo riesgos a pesar de los confinamientos severos de muchos países y la caída de la actividad económica global.
Nuestra esperanza es que en 2020 por fin acabemos con el COVID-19 para poder dedicarnos a la emergencia climática y recuperar el tiempo perdido, porque si el año pasado debíamos reducir las emisiones un 7% para subir la temperaturta solo 1.5º más, tras un año perdido y catastrófico ya debemos reducirlas un 7.6% al año.
Este año pedimos lo mismo que el año anterior, un plan de emergencia climática, porque nos hemos portado mal y nos han traído una pandemia que solucionar a corto plazo más que una emergencia climática a resolver en 2030.
Los políticos solo ven el tiempo hasta las próximas elecciones, así que han cometido el error de abandonar los objetivos a medio plazo para dedicarse a lo cortoplacista, cuando ambas crisis son dos caras de la misma moneda y el empleo verde y la economía circular le permitían crear puestos de trabajo.
Las peticiones sobre emergencia climática referidas exclusivamente a la conservación de nuestra especie son las que se encuentran en la declaración firmada e incumplida en la Asamblea. Dejaremos las peticiones sobre biodiversidad para una segunda carta, y sobre las medidas que afectan a nuestro futuro recordamos la urgencia de las siguientes:
Cambiar la tecnología de ENDESA por algo menos contaminante va a ser un proceso largo porque depende de inversiones del Estado, pero que suban las chimeneas de acuerdo con nuestras alegaciones aprobadas en 2018 para la Autorización Ambiental Integrada (AAI) sí va a ser una demanda ecologistas para 2021. También va a ser una exigencia que se instalen los equipos de medición de calidad del aire en Melilla, porque saber lo que respiramos es un derecho del siglo pasado.
En economía circular nos gustaría que se utilizaran los áridos del vertedero de escombros para vaciarlo y darle vida útil, utilizando la zahorra para luchar contra la erosión de caminos, pistas de carros y senderos de la ciudad. Sobre vertidos de escombros queremos ver en 2021 lo mismo que pedimos para 2020, que se comienzan a instalar cámaras en los puntos negros y se ponen multas.
En cuanto al agua, ya sabemos que en 2021 no podremos beber el agua del grifo porque seguirá siendo horrorosa, pero nos conformamos con que no haya cortes de suministro para nadie y que empecemos de una vez a gastar menos agua por habitante y día para acercarnos a la media española, que duplicamos en Melilla.
En residuos esperamos poder enviar a la península con cargo a las arcas del Estado lo que no podemos reciclar ni reutilizar en Melilla, especialmente si son residuos de la incineradora, aunque con un almacenamiento temporal lleno no haya más remedio que vaciarlo parcialmente para tener donde enviar las escorias de la incineradora. Se trata de un asunto judicial, y esperamos que la actual consejería se mantenga al margen de la judicialización de nuestra denuncia en 2018.
En movilidad, esperamos que el carril bici ya anunciado para sustituir a la ciclovía y las conexiones con los barrios del norte y oeste del centro de la ciudad se construyan, y que haya respuesta a nuestra petición de convocatoria del Foro de consenso en movilidad.

Melilla debe dar el salto del uso deportivo de la bicicleta al uso como medio de transporte
- Las medidas para ganar espacio público al peatón y al ciclista han demostrado que la ciudadanía quiere movilidad sostenible. Las medidas deben ser permanentes después del COVID 19.
- Existe consenso social, institucional y político suficientes y los instrumentos necesarios de Ciudad 30 para dar el salto hacia el objetivo de disminuir al menos un 10% el uso del coche privado en favor del transporte público, la peatonalización y las ciclovías.
- Solo hace falta que la policía local haga cumplir la pacificación del tráfico para que las personas y ciclistas perciban la vía pública como algo más seguro de como lo perciben ahora.
Para Guelaya el Día Mundial de la Bicicleta es una ocasión para reivindicar movilidad sostenible, una movilidad que se ha visto afectada en nuestra vida cotidiana por el COVID 19 y que ha venido a demostrar que la ciudad está preparada para dar el gran salto hacia los objetivos del Pacto por la movilidad que tantos años de lucha ha provocado por parte de tanta gente e instituciones.
Tenemos las herramientas que se han ido sacando adelante por consenso, sobre todo el modelo de Ciudad 30 y el avance en la peatonalización del centro, pendiente eso sí de que sea una realidad igualmente en los barrios de la ciudad.
La disposición de la ciudadanía para aprovechar las oportunidades que se le han dado al cortar de forma transitoria espacios usualmente ocupados por coches privados ha sido magnífica, como nunca antes se había hecho; miles de personas y cientos de bicicletas se han movido por aumentar la salud y la seguridad, además de por el medio ambiente y la contaminación que nos ahorramos con la movilidad sostenible.
Las medidas que se han tomado de forma provisional tienen que dejar de serlo para pasar a permanentes. No hay excusa para retroceder ahora en eso.
No es una cuestión de señales y placas de velocidad en una Ciudad 30 donde todas tienen la misma limitación, sino de todo lo contrario, de quitar las placas y señales luminosas de 40 que siguen puestas a pesar de que lleva años en el BOME publicadas las calles 30.
Va siendo hora de que las obras diseñen calles más seguras. Obras que salvan vidas porque reducirán las víctimas del tráfico. Tanto la DGT como el área de movilidad saben cuales son las medidas que tienen que adoptarse, solo hace falta ejecutarlas.
Y para ello necesitamos que la policía local colabore en un objetivo de ciudad, y que los recursos de los que se les dota con dinero público no acaben arrumbados en un garaje como el multacar. Toda la ciudad sabe que las cajas de los radares están vacías, ¿a que se espera para comprar radares y poner multas por exceso de velocidad?
El tráfico ha disminuido obligado por el confinamiento, pero tiene el riesgo de repuntar por encima del porcentaje ya alto que tenía antes del COVID 19, sobre todo por la desconfianza hacia el transporte público, la gran cenicienta en Melilla de la movilidad sostenible. Por supuesto que hay que apoyar al transporte público, pero haciendo inversiones para hacerlo competitivo, porque con subvenciones a fondo perdido llevamos muchos años.
En el Día Mundial de la Bicicleta esperamos que este fin de semana la ciclovía que se ha anunciado hace semanas sea una realidad, y podamos disfrutar de la bicicleta no solo como actividad saludable sino como medio de transporte que respeta las normas de sanidad del COVID 19.