Decálogo de Guelaya ante las elecciones europeas
Se hace público el siguiente comunicado que ha sido enviado a los medios de comunicación en Melilla en la mañana del lunes 19 de mayo.
POSICIONAMIENTO DE GUELAYA FRENTE A LAS PRÓXIMAS ELECCIONES EUROPEAS
Guelaya-Eclogistas en Acción
Para Guelaya- Ecologistas en Acción las próximas elecciones europeas nos obligan como asociación a recapitular las principales peticiones que venimos haciendo a lo largo de nuestra historia y que dependen en gran parte de la normativa que se desarrolla en el marco europeo. Guelaya no pedirá el voto para ningún partido político pero quiere explicitar su punto de vista resaltando las políticas europeas que considera más necesarias. Somos conscientes de que el peso de las decisiones medioambientales y de justicia social se toma en buena medida en las instituciones europeas y por ello queremos hacer público un decálogo de medidas que consideramos vitales para el futuro de Melilla, de España, de Europa y de nuestro querido planeta Tierra.
1. Disminución del uso de recursos naturales. Los actuales niveles de consumo de agua, energía y materias primas son totalmente insostenibles. Las políticas de crecimiento basadas en la mejora de la eficiencia en el gasto de los recursos son necesarias pero insuficientes. La reposición natural de agua, energías y recursos es menor que la velocidad con que se gastan por lo que es imprescindible acometer de una vez un cambio de mentalidad que nos exija gastar solo lo que tenemos.
En la política local este punto nos llevaría a disminuir el consumo de agua en la ciudad. Los 400 L per cápita frente a los 250 L de media de consumo en España son inasumibles. Nos oponemos frontalmente a la construcción de más módulos de desaladoras.
Con los fondos europeos, en lugar de ampliar la desaladora, se deberían detectar las fugas, las infraestructuras que más agua derrochan el agua en Melilla y poner en marcha un programa para reducir el gasto de agua per cápita en nuestra ciudad. No podemos olvidar tampoco que el campo de golf sigue sacando agua procedente de nuestro escaso nivel freático, es utilizado por un reducido número de personas, genera pérdidas y se pagó en buena medida con dinero europeo.
Los fondos europeos también se deberían utilizar para exigir el apoyo de la energía solar térmica en todos los centros oficiales de la ciudad, incluidos los militares y en todos los de nueva construcción. Además se debería elaborar un plan para promover la instalación de los paneles solares térmicos en buena parte de los edificios de la ciudad.
2. Decrecimiento equitativo. Guelaya, junto con numerosas organizaciones internacionales considera un despropósito continuar hablando en términos de crecimiento. Los estudios científicos, desde hace años, nos avisan de que el crecimiento continuado es imposible en un planeta con recursos limitados. En Europa no debemos crecer más, debemos aprender a vivir bien con menos y los recortes no deben ser para los menos favorecidos como la actual política tiende a hacer. El reparto en la austeridad debe ser equitativo. No se puede recortar al que menos tiene.
Se puede decrecer y continuar con el estado del bienestar. Basta con comprar menos cosas que duren más tiempo. Europa debe exigir que los productos fabricados en Europa o que se adquieran de otros continentes tengan una durabilidad muchísimo mayor que la actual porque técnicamente es posible y ambientalmente imprescindible.
3. Cambio del modelo económico hacia una economía verde. La economía europea debe apoyar sectores de empleo emergentes dentro del marco de la sostenibilidad ambiental. Los estudios realizados por el Observatorio de la Sostenibilidad Europea demuestran que hay posibilidades reales de creación de empleo en sectores emergentes.
En Melilla se puede crear empleo verde en diversos sectores: Desarrollo de la movilidad sostenible, limpieza continua del río, playas, bahía y zonas de la periferia, programa de desarrollo de vehículos eléctricos e infraestructura necesaria para la recarga, aumento de eficiencia energética en edificios antiguos, mejoras en la selección y reciclaje de residuos, programa para la instalación de placas solares térmicas en todos los centros oficiales, programa para la disminución del consumo del agua.
Los fondos europeos no pueden seguir dedicándose a una economía basada en la construcción, que destruye nuestras escasas zonas verdes y genera empleo precario.
4. Defensa y recuperación medioambiental de nuestro territorio. Es urgente establecer un programa para limpiar las enormes bolsas de suciedad existentes en las playas, la bahía, el río y las zonas periféricas. Además se debe idear una estrategia de actuación para perseguir a quienes abandonan residuos y para evitar que estos lleguen a la ciudad procedentes de Marruecos.
La recuperación del río de Oro debería ser una pieza angular de la política ambiental, junto con la Red Natura 2000. Lejos de gastar más millones en más cemento para taparlo y convertirlo en una alcantarilla es preciso, con muchísimo menos dinero, renaturalizar sus riberas y su cauce. Un río con suelo de tierra, con vegetación, con ranas y otros insectívoros, propios de su ecosistema, mantiene controlados los mosquitos y regula mucho mejor el agua en las riadas. Si se cubre, también se estará evitando la recarga del acuífero aluvial del rio de Oro.
5. Abandono de las políticas de grandes infraestructuras. Hace años que en España no se necesitan nuevas autovías. Según fuentes del propio Ministerio de Fomento tenemos más kilómetros de autovías y autopistas que Alemania y que Francia. El mismo exceso de grandilocuencia tenemos con los kilómetros de AVE. Actualmente la inversión en grandes infraestructuras solo nos genera deuda para poder pagar la construcción y su posterior mantenimiento. El gran beneficio de esta locura inversora es para las empresas constructoras y para los grandes partidos que consiguen dinero negro con que financiarse y otras prebendas personales.
En Melilla esto significa que hay que abandonar la absurda construcción de una ampliación del puerto. Nos oponemos a la inversión carísima en un añadido cuando el puerto actual está claramente infrautilizado. Antes de semejante derroche hay que explicar al ciudadano por qué se ha tirado abajo una estación marítima que estaba funcionando y se ha construido una nueva que no sirve para dar servicio a todos los viajeros.
De la misma forma hay que cuestionarse la necesidad de un gran centro comercial. Se nos dice que generará puestos de trabajo, pero no se comenta cuántos puestos de trabajo de pequeño comercio destruirá. Cerrarán muchos comercios del centro y los beneficios se irán al extranjero. 6. Pacificación del tráfico. Europa está desarrollando numerosas iniciativas para devolver la ciudad al peatón.
En Melilla el Plan de Movilidad Urbana y Sostenible debe ser el eje en torno al que se ejecute cualquier actuación urbanística, pero no parece que haya voluntad política para ponerlo en marcha de manera decidida. Una ciudad con menos tráfico ganaría, además de bienestar, muchos puestos de trabajo al aumentar las ventas de hostelería y comercio.
7. Transparencia en la gestión del gasto de los fondos europeos. Es preciso mejorar el sistema de control del gasto público. Los fondos que recibimos provenientes de Europa para temas sociales han creado un clientelismo que anula los objetivos perseguidos. Europa debería vigilar que las organizaciones que gestionan los recursos accedan a ellos mediante concurso público y evitar que surjan organizaciones creadas al uso solo para acaparar una subvención concreta.
En Melilla no podemos permitir, además, que tengamos varias consejerías con procesos judiciales o que continuamente se minimicen y desoigan las advertencias del Tribunal de Cuentas sobre la gestión económica de la ciudad.
8. Lucha eficaz contra la pobreza.
Europa dedica numerosos recursos para mitigar las diferencias de desarrollo económico entre sus regiones. Pero no parece controlar bien la eficacia en la gestión de estos recursos. Melilla recibe mucho dinero para este fin, la Cañada de la Muerte, Reina Regente, el centro de menores… son muchos los destinos del dinero europeo año tras año sin que se aprecien unos objetivos claros ni una evaluación de resultados. Por el contrario sí que se nota un clima de amiguismo buscando el dinero fácil y la subvención. No se ve esfuerzo por llevar el dinero al que más lo necesita. Es preciso desarrollar un programa mucho más ambicioso que el actual que evalúe los resultados obtenidos y se reinvente cuantas veces sea necesario para disminuir las diferencias sociales en nuestra ciudad.
9. Europa debe enfrentarse al problema de la inmigración.
Ya es hora de que Europa empiece a legislar contra las grandes corporaciones que expolian los recursos del África subsahariana y se lucran con la venta de armas. Mientras esto no ocurra, las fronteras exteriores de Europa, como la de Melilla, seguirán sufriendo una gran presión humana que termina a menudo en tragedia. Por poner un ejemplo, muchos de los inmigrantes alojados en el CETI, proceden de Malí. En ese país hay un conflicto desde hace algunos años; se da la circunstancia de que España es el principal país exportador de armas a Malí. La élite que recoge los dividendos de este negocio no sufre los efectos de los desplazados que huyen legítimamente de la guerra, nosotros sí.
A corto plazo no debemos olvidar que por muchos problemas que pueda generarnos la inmigración nunca debemos perder el principio de la necesidad de cumplir con los derechos humanos en todo momento.
10. No a las incineradoras.
En 2012 el Parlamento Europeo aprobó la supresión de las incineradoras antes de 2020.
En Melilla es urgente acometer un plan para el desmantelamiento de la incineradora y la puesta en marcha de otra política de gestión de residuos. Es preciso cambiar de mentalidad y considerar las basuras no como desechos sino como recursos. El reciclaje, la generación de biogás, de compost, la reutilización, la recogida puerta a puerta son posibilidades que ya están funcionando en municipios de España.
Una nueva política de gestión de residuos deberá velar especialmente por la reducción en la generación de los mismos, para ello es preciso legislar a nivel europeo la disminución en los envoltorios, en los productos de usar y tirar, en el uso de bolsas de plástico.