Estado ambiental de la ciudad II
Zonas verdes y espacios naturales
Pasamos revista a una serie de asuntos que tienen que ver con la naturaleza melillense, y sobre la que se pueden hacer valoraciones tanto positivas como negativas.
Por ejemplo, consideramos que la iniciativa del Sendero Verde mejorará la pista de carros y el acceso de peatones y ciclistas. Solo esperamos que su tramitación y ejecución se acelere.
También podemos decir que Guelaya aspira, como todos los melillenses, a disfrutar de la playa de Horcas, y la limpieza de fondos; tras la evaluación ambiental en la que participamos, esta limpieza es la que menos impacto tendrá sobre la Patella ferruginea. Pero una vez más encontramos que las fechas no son las adecuadas, no sólo porque ya ha comenzado la temporada de playas, sino porque las obras coinciden en el tiempo con la presencia de aves reproductoras protegidas.
El río de Oro, sin embargo, sigue amenazado de muerte. Tras la “limpieza de la vegetación autóctona en su cauce” realizada por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, se sigue manteniendo la idea de que el cauce se ha desnaturalizado y no merece la pena conservarlo. Nunca habíamos oído una decisión tan basada en la ignorancia como esta. Las plantas que se cortan vuelven a salir, las aves protegidas vuelven a anidar, las especies migratorias siguen volviendo cada invierno, y la vida, en definitiva, se sigue abriendo camino a pesar de todo lo que se hace en su contra.
Así que la intención de cubrir el Río de Oro bajo una plancha de hormigón es descabellada y solo deja ver un buen negocio de venta de cemento y hormigón, y la posterior gestión de un suelo urbano que habrá que calificar y equipar, sin olvidar el daño que se le haría a los acuíferos al evitar su recarga, pues el agua iría directamente al mar en lugar de a nuestros pozos.
La gota que colmaría el vaso sería que además de acabar con el río, se le ocurriera a alguien atentar contra la vegetación ribereña con la canalización entre muros del barranco del Nano, espacio protegido.
Y finalmente llegamos a nuestros espacios protegidos, de los que debemos mencionar sin duda al barranco del Nano. Su desprotección es evidente, faltan las ordenanzas o reglamentos, así como que se ejecuten las 17 acciones aprobadas hace un año para “poner en valor” el espacio.
Guelaya ha conseguido plantar desde otoño algo más de 1000 árboles y arbustos autóctonos y protegidos con nuestros medios y la ayuda de muchos voluntarios melillenses; por contra, la Consejería de Medio Ambiente no ha conseguido plantar ni uno sólo de los 4000 árboles que Guelaya ha donado a la ciudad y que la Consejería se comprometió a plantar y mantener en un acuerdo firmado por ambas partes. Del resto de acciones que incluía el acuerdo, como eliminar la flora invasora que se está adueñando de parte del cauce del Nano, tampoco se ha cumplido hasta ahora nada en absoluto.
Nuestras principales críticas a la Consejería de Medio Ambiente son, por tanto, por las cosas que NO ha hecho más que por las que ha realizado, porque parece evidente que proyectos e iniciativas que debían ya ser realidad ya, siguen en cajones y discos duros a la espera de ver la luz.
Pero seguiremos haciendo propuestas y desarrollando proyectos, con quién sea necesario, si se trata de mejorar la conservación de la biodiversidad.