Alegaciones al Plan Hidrológico de Melilla

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Guelaya presentó el pasado 30 de junio las alegaciones al segundo ciclo del Plan Hidrológico de Melilla sobre el documento “Esquema Previo de Temas Importantes”, y con el objeto de  que se hagan públicos, para los melillenses en general, hemos elaborado una serie de tres comunicados en la que iremos exponiendo los problemas y las propuestas que hemos realizado.

 

Los contenidos expuestos a información pública los hemos dividido en 3 bloques que tiene que ver con:

  1. El suministro y explotación de aguas, incluyendo la planificación de avenidas e inundaciones.
  2. Conservación de cauces  y Rio de Oro.
  3. Calidad de aguas costeras.

 

Comenzamos con el primer bloque

 

Las medidas adoptadas resultan insuficientes, pues solo se orientan hacia la oferta, sin intentar reducir la demanda.

 

Discrepamos de la prioridad dada al agua de la desalinizadora, al considerar que las medidas de ahorro y eficiencia del consumo de agua, y lucha contra las fugas, tienen capacidad suficiente para disminuir el consumo, sin dejar de valorar la necesidad de que la extracción de agua de los acuíferos sea sostenible y que se estudien en profundidad.

 

Deben añadirse medidas de ahorro y eficiencia en el consumo, especialmente en las instituciones públicas, que deben dar ejemplo, y con un sistema de campañas de concienciación y formación ciudadana  de gran alcance que permitan adoptar un sistema de tarifas de consumo progresivo de forma que se castigue el despilfarro de agua por parte de los consumidores.

 

Parece notorio que el agua que se suministra en Melilla por habitante y día es mayor que muchas ciudades españolas que consiguen con menos agua cubrir todas las necesidades, pero seguimos sin saber cuales son las fugas reales en la red y los planes de lucha contra las pérdidas. ¿Los objetivos de disminución a 260 litros/hab/dia no señalan un exceso de demanda?  ¿Es necesaria realmente una ampliación a 30.000 metros cúbicos diarios la desalación cuando eso es más  del 100% de lo que se gasta al día?

 

Apostar por la desalinización es apostar por el medio más caro de obtener agua en Melilla, con el mayor gasto energético, olvidando la necesidad de reducir el consumo energético y los compromisos asumidos por nuestro país derivados del cambio climático. Si no cumplimos con nuestras obligaciones internacionales, ¿quién va a cumplirlas?

 

Consideramos necesario que la Administraciones públicas pongan en marcha programas de ahorro de agua, ya que consumen prácticamente una cuarta parte del agua de Melilla, para dar ejemplo, y poder tener autoridad moral para decirles a los ciudadanos que así no podemos seguir, y poner en marcha programas de ahorro que impliquen a la ciudadanía. Sin participación social no habrá manera de conseguir ahorro, lo que haría innecesario la ampliación de la desalinizadora.

 

Si hay dinero para la ampliación de la desalinizadora, también lo hay para la lucha contra las fugas, para hacer campañas de concienciación, de información y de formación, pero prefieren creer en las empresas y en que se mueva dinero en lugar de creer en las personas, a pesar de que una política basada en la información y en la lucha contra las fugas es más barata que la desalinizadora, a largo plazo. Es decir, se mantienen soluciones insostenibles que ponen en peligro a las generaciones futuras.

Los pozos de Melilla han sido sobreexplotados de tal manera que no hay que esperar a la siguiente generación para saber que los problemas no dejan de aumentar. Ahora resulta que son necesarios estudios para el conocimiento de los acuíferos. Bienvenidos sean esos estudios, que fueron necesarios en los años 80 cuando el Ayuntamiento de Melilla recibió los primeros informes que indicaban sobreexplotación de acuíferos. Es como decir que no a algo que se demandaba en Melilla hace un cuarto de siglo. Así que aceptamos, pero no dejamos de criticar que se tomen medidas necesarias en los 80 en el año 2014.

 

La planificación sobre avenidas e inundaciones, cuestión preocupante por el cambio climático, nos hace aceptar decisiones como la ampliación de la desembocadura del Rio de Oro, pero la prevención del cambio climático no es compatible con la decisión de adoptar medidas que provocan aumentos de consumo energético.

 

En conclusión, que los melillenses sabemos que el agua del grifo no se puede beber, que gastamos dinero para comprar agua embotellada, o nos vemos obligados a ir a las fuentes públicas, que cada vez suministran agua de peor calidad, y sin embargo, no parece que estemos dispuestos a exigir a la Ciudad Autónoma una calidad de servicio sostenible.

desaladora

 

 

 

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