¿Consumir más nos hace más felices? 1 día sin compras y 364 de consumo responsable
Con motivo de la celebración el 25 de noviembre del Día sin Compras, Guelaya quiere visibilizar los impactos del consumismo irresponsable del Viernes Negro (o «Black Friday» en inglés) y quiere proponer como alternativa un consumo transformador.
Desde hace veinticuatro años, cada último viernes de noviembre se celebra a nivel internacional el Día sin Compras, una jornada que, coincidiendo con el Viernes Negro, cuestiona el actual modelo de producción y consumo y apunta hacia un sistema que ni hace felices a las personas ni está destinado a satisfacer sus necesidades..
Guelaya pretende alertar al público sobre la tiranía que supone el modelo de consumo actual basado en la obsolescencia y el endeudamiento. Pretendemos que las personas consumidoras se planteen hasta qué punto necesitan y desean todo aquello que compran. Para ello nos unimos a esta huelga simbólica de compradoras y compradores que se celebra cada año desde hace más de dos décadas, coincidiendo con una de las jornadas más consumistas en Estados Unidos, el llamado «Black Friday».
De manera creciente en los últimos años, las cadenas comerciales españolas se apuntan a las promociones especiales. Les ayuda el mensaje oficial, según el cual la recuperación de la crisis económica llegará a través de la incentivación del consumo. Para Guelaya este modelo de crecer y comprar está lejos de solucionar la crisis e ignora, además, los límites del planeta.
El Día sin Compras critica un modelo de producción y consumo a la medida de las grandes empresas y de sus objetivos de maximización de beneficios. Un modelo en el que la mayor parte de los productos se fabrican en lugares cuyas personas no podrán disfrutar de ellos, y que trabajan en condiciones de semiesclavitud. Miles de kilómetros de injusticia social con grandes impactos medioambientales llegan en forma de oferta en el Viernes Negro.
Frente a este esquema, desde Guelaya defendemos un cambio de sistema que no explote al planeta. El consumo transformador y responsable; un consumo que se cuestione no solo los costes económicos sino también los sociales y medioambientales.
Es preciso recordar que nuestro consumo desmesurado es, en buena parte, el origen de los grandes problemas que nos afectan: cambio climático, falta de recursos naturales, escasez de agua potable, basuras marinas, contaminación atmosférica…
Un nuevo modelo comercial es posible y, desde Melilla, también podemos poner nuestro granito de arena si los consumidores nos erigimos como llave del cambio.
Desde Guelaya querríamos aportar algunas sugerencias:
- Pedimos a los melillenses que piensen si son más felices comprando más o siendo capaces de vivir con menos.
- Pedimos que se minoricen las compras por internet a las grandes empresas que no pagan sus impuestos en España.
- Pedimos que, mayoritariamente, los productos se compren en el pequeño comercio local, que es el que revierte sus beneficios en Melilla y el que no queremos que huya del centro de la ciudad por la salvaje competencia de los grandes centros comerciales.
- Pedimos que no se compren productos usar y tirar.
- Pedimos que se desechen los productos con envoltorios innecesarios.
- Pedimos que se vaya a la compra con bolsa propia para no acumular más bolsas de plástico en nuestras casas.
- Pedimos que se elijan los productos que han recorrido menos kilómetros hasta llegar a nuestras manos.
Pedimos que, como consumidores, seamos conscientes de que la única salida posible a la debacle ecológica en la que estamos inmersos es un consumo reducido, responsable y transformador.