Carta de Guelaya a los Reyes de Oriente en 2022.

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¡¡Por favor, Majestades, otra vez carbón no!!

· Pedimos que nos dejen en paz este año las pandemias y se recuperen los servicios públicos con fondos que podamos mantener cuando termine de llegar el maná europeo.

· Queremos además un Consejero de Medio Ambiente que gestione el medio ambiente y se decida a crear empleo verde con partidas finalistas y no empleo gris hormigonado.

Desde el año pasado la prioridad es que se acabe la pandemia, que acabe el dolor por las muertes y la enfermedad del COVID-19 y que por fin podamos vivir sin restricciones ni personales ni económicas, y que todo el dinero público se invierta en poner al día los servicios públicos y entre ellos el derecho a un medio ambiente saludable, algo perdido desde que vivimos la situación de emergencia climática.

Por eso Guelaya recibe el año con toda la ilusión del mundo esperando que este año sea el último en el que hablemos de pandemia y nos centremos en la vida y no en la estadística de muertes, y que se revierta la situación de las personas más vulnerables en la ciudad récord de población bajo el umbral de la pobreza, la que más sufre la pandemia y la inflación.

La lectura de los presupuestos de Medio Ambiente aprobados en la ciudad para el año actual de 2022 hace pensar que nuevamente traen carbón al medio ambiente. Lo primero que llama la atención es que los presupuestos no permiten saber en qué se va a gastar en dinero. Conceptos como “Realizaciones diversas…” parecen esconder desde compra de escobas hasta túneles bajo el río o terminales para cruceros.

Por eso, y porque la experiencia de los dos últimos años es que al final el dinero no se gasta necesariamente en lo que se ha presupuestado, exigimos que existan gastos finalistas que solo se puedan gastar en aquellas cosas que la legislación vigente exige a las administraciones.

Si analizamos las partidas de gestión que no obedecen a contratos con empresas (las zonas verdes, la limpieza o los residuos) que se llevan la mayoría del presupuesto de la Consejería, nos encontramos con algunas decisiones presupuestarias que son en sí mismas una declaración de intenciones.

El presupuesto para sensibilización y concienciación ambiental baja este año de 30.000 euros a 5.000 euros. ¿Quiere esto decir que el nivel de concienciación ambiental de los melillenses se da por bueno y no hace falta hacer ningún esfuerzo en que reciclen más, dejen de tirar escombros al río, o dejen de llenar las calles de basura a deshoras?

La gestión de la movilidad va a suponer 40.000 euros ¿para gastar en qué? ¿En caminos escolares? ¿En evaluar los resultados del PMUS en años anteriores? ¿O es para el contrato de las actividades de la semana europea de la movilidad porque existen entidades que las organizan sin presupuesto público y sería vergonzoso que la Consejería no las organice también?

Para la eficiencia energética lo mismo que el año anterior, 20.000 euros. La Junta de Extremadura acaba de aprobar 14 millones de euros para eficiencia energética en 2022. Teniendo en cuenta que el número de extremeños es tan solo diez veces mayor que el de melillenses, si aquí se hubiese hecho un apoyo similar a la eficiencia energética se habrían presupuestado 1.4 millones de euros en lugar de 20.000. ¿No les da vergüenza?

La gestión de la Red Natura 2000 pasó de 40.000 a 10.000 euros. Existe consenso científico, técnico y social sobre la importancia de crear empleo verde para la gestión de los espacios protegidos, solo falta la voluntad política de hacerlo. ¿Hay alguna razón por la que sea prioritario contratar a trabajadores de la construcción frente a crear nuevos nichos de empleo verde?

Y sobre subvenciones para las asociaciones y entidades sin ánimo de lucro, los 5.000 euros que se presupuestan en 2022 son un insulto a la sociedad civil, si se tiene en cuenta que se presupuestaron 50.000 en 2020 y 25.000 en 2021 que no se gastaron.

Existen al menos media docena de asociaciones que realizan actividades voluntarias en favor del medio ambiente, sin contar a Guelaya, que van a recibir el 0.1% del dinero que la Ciudad presupuesta en 2022 bajo la etiqueta de “subvenciones”.

Porque se subvenciona casi todo, en 5 consejerías, pero para asociaciones de medio ambiente se destinan 5.000 euros de los 5 millones de euros de subvenciones. Es imposible ser más rastrero. No se puede castigar a media docena de entidades sin ánimo de lucro a repartirse migajas porque se quiera castigar a Guelaya, que viene funcionando con presupuesto propio desde siempre.

Aumentar el presupuesto en decenas de millones de euros en la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad y diezmar las partidas que implican gestión del medio ambiente o son bien valoradas por los ecologistas es de una obscenidad que ofende.

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