La ampliación del puerto es insostenible. Guelaya espera sensatez y una resolución ambiental negativa.
- Todos los datos apuntan a una resolución negativa o a una obra técnicamente irrealizable
- Hemos perdido una década en un camino equivocado
La reciente resolución de la evaluación de impacto ambiental del proyecto de ampliación de la desalinizadora ha puesto el listón muy alto. La presencia de Patella ferruginea en ese caso ha obligado a modificar el proyecto que además debe someterse a un calendario de trabajo muy apretado, ya que solo se podrán hacer trabajos marítimos desde el 16 de diciembre al 16 de agosto, para respetar el ciclo reproductor de la Patella. Y además, solo se podrá trabajar con buen tiempo, para asegurar que las barreras físicas retengan la turbidez.
Si en la ampliación del puerto se repiten estas obligaciones, prácticamente perderíamos los meses de diciembre a abril para trabajar, quedando unos pocos meses de trabajo al año que multiplicaría la duración de la obra de 3 años a 10.
El puerto-isla que se quiere hacer se fundamenta en crear una hipotética corriente que haga viables a las larvas de Patella de la escollera exterior, pero eso es una hipótesis que hay que probar, y los estudios que se sometieron a información pública no lo probaban, sino todo lo contrario.
Pero no solo son motivos ambientales y el sobrecoste que ello supone por lo que es insensato hacer esta obra, sino que económicamente también es insostenible.
Melilla ha pedido entrar en la unión aduanera. Con eso se acaba el puerto franco y las ventajas fiscales de una terminal de contenedores.
El Gobierno de Melilla ha decidido disminuir el contrabando, ajustándolo para que la frontera de Beni Enzar no se vea colapsada por porteadores y colas de coches, con lo que no existe previsión de aumento de mercancías en Melilla.
Las estadísticas de los últimos años apuntan a una disminución del movimiento tanto en viajeros como en mercancías. En el último trimestre la disminución de mercancías ha sido del 23.5%
La utilización de la ampliación para una terminal de cruceros ha quedado en suspenso recientemente en Melilla al saberse que el gremio profesional de los cruceros no considera a la ciudad preparada para una oferta competitiva de cruceristas.
El proyecto con el que tendría que competir el puerto de Melilla, el macropuerto de Nador West, sigue su curso.
El gasto que supone trasladar instalaciones a la nueva superficie portuaria si se hace, como Endesa, la incineradora o los depósitos de combustible ni siquiera se ha calculado.
El proyecto de ampliación es fruto de una mentalidad que ha provocado “pelotazos” y mucha corrupción, autopistas sin coches, aeropuertos sin aviones, terminales de contenedores vacías, y ahora puertos sin barcos en Melilla.
El Tribunal de Cuentas europeo valoró en uno de cada tres euros lo que se perdía en las obras portuarias europeas. Seguir con la ampliación del puerto es despilfarrar el dinero público.
Guelaya Ecologistas en Acción espera que no se presione a los técnicos que tienen que decidir sobre la evaluación ambiental, que son los que ha dispuesto el PP, ya que el periodo de alegaciones terminó el año pasado. Llevamos casi 6 meses de trámite y la resolución debe estar al caer.
En estas condiciones el Gobierno de España debe dejar de pensar en una quimera que solo ha provocado gastos millonarios y pérdida de tiempo porque se ha vendido todo el futuro de Melilla a la ampliación del puerto y ahora no hay ninguna alternativa prevista.
Con ello las inversiones urgentes que esperamos del Estado para educación, sanidad y asuntos sociales en el futuro no se verían retrasadas ni cuestionadas, y ya que no existe ninguna panacea para resolver el futuro económico de la ciudad, Guelaya propone hacer una economía circular e inversiones en medio ambiente, para variar.