El consumo de combustible desde 2010 ha aumentado en Melilla un 450% y con ello las emisiones del transporte

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• No se están tomando medidas en una situación de emergencia climática ni se están evaluando las que se adoptan que son positivas pero claramente insuficientes.

    • Desde que se aprobó el Plan de movilidad sostenible en 2013 el consumo de combustible ha aumentado a pesar de que la población se ha estabilizado en los últimos cinco años.

    • No se ha conseguido desvincular el aumento de emisiones de la actividad económica.

La semana europea  de la  movilidad tiene dos caras. Para la Administración es un momento de mostrar los avances del año y hacer las promesas para el año siguiente y para las entidades sociales que promovemos la movilidad sostenible es momento de reinvindicar medidas y de poner los problemas encima de la mesa.

No se ha conseguido disminuir las emisiones desde que existe el PMUS con una población estabilizada en algo más de 84.000 censados. No se ha conseguido pacificar el tráfico rodado y que nuestras calles sean más seguras para los más vulnerables, peatones y ciclistas. No se ha conseguido incrementar el número de usuarios de la COA.

No se ha conseguido poner en valor lo publicado en el BOME del martes 12 de marzo de 2019, fruto de un largo camino de reinvindaciones y consensos donde solo en 10 calles de la ciudad está peritido superar los 30 Km/h.

El pacto por la movilidad de Melilla incluía entre sus objetivos el de  “Fomentar el uso racional del coche, aplicando medidas que faciliten el cambio a otros modos de transporte más sostenibles y que promuevan la inter-movilidad.”

No se ha querido evaluar los resultados de las iniciativas que se han vendido politicamente como PMUS por parte de ningún Gobierno de la ciudad desde 2013.

El análisis de los datos sobre evolución del consumo de combustible en Melilla que nos ha proporcionado la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad no deja lugar a dudas sobre la gravedad de la falta de eficacia de las medidas desde el punto de vista de la disminución de las emisiones que según el acuerdo de Paris debe hacerse entre un 7% y un 10% anual según criterios científicos.

Tras los descensos de consumo de combustibles y de emisiones en abril 2020 motivados por el confinamiento del COVID-19 del 67%, en junio con varias fases de desescalada terminadas y la actividad económica casi restablecida la disminución de consumo de combustibles se limitó al 29% que es lo que atribuimos al cierre con la frontera con Marruecos.

Si el Gobierno actual y los que vendrán no se toman en serio durante la próxima década que el crecimiento económico no puede suponer crecimiento de emisiones las entidades sociales tendremos que seguir el camino de denunciar ante los tribunales la inacción política ante las emergencias que afectan primero a las personas.

Solo un estudio sobre modalidades de movilidad podrá permitir evaluar lo que está realmente pasando con las medidas que desarorllan el PMUS porque en el medio plazo, no parece que solucione ni la emergencia climática, ni la violencia vial.

Los ecologistas podemos pensar que la emergencia sanitaria es prioritaria pero si los sacrificios presupuestarios para el control del COVID-19 tienen los mismos o peores resultados que la inacción del gobierno local ante la emergencia climática no queda otro remedio que recordar que la declaración de emergencia climática en la asamblea de Melilla la firmaron todos los grupos políticos y por tanto RECLAMAMOS a todas las formaciones políticas que dejen el fuego cruzado que mantienen públicamente para otro momento y resuelvan los problemas de la población.

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