Día: 26 febrero, 2020
Guelaya exige a la consejería la inmediata actualización de la normativa de ruidos de Melilla y el cese inmediato de los sopladores de hojas en nuestra ciudad
- Nunca fueron necesarios hasta ahora y solo tienen la ventaja de eliminar puestos de trabajo. Su uso es desastroso, producen contaminación acústica, atmosférica, y efectos negativos para la salud de las personas y para la biodiversidad.
- Las quejas de los ecologistas se suman a las de los vecinos que denuncian el uso de maquinaria de limpieza fuera del horario permitido, más tarde de las 11 de la noche el pasado sábado 22 de febrero.
- Los sopladores de hojas que se utilizan en la limpieza pública y en los parques y jardines provocan contaminación atmosférica según un estudio reciente.
- Los sopladores para mover hojas daña la presencia de insectos en zonas verdes donde son imprescindibles.
Las quejas de los vecinos sobre ruidos provocados por maquinaria de limpieza no es ninguna novedad y no es la primera vez que Guelaya las recibe por parte de melillenses que denuncian horarios fuera de cualquier normativa y sentido común como la 7.30 de la mañana o más tarde de las 11 de la noche como ocurrió el pasado sábado tras la Cabalgata de carnaval en varias calles de la ciudad.
El ruido es una forma de contaminación que está regulada por provocar daños a la salud pública. Literalmente la gente enferma por ruido excesivo, y debido a ello existe el derecho de las personas a que las emisiones que recibe no atenten contra su salud. Nada de eso parece importar en nuestra ciudad.
La ordenanza de ruidos de 2001 ha incumplido de formas sistemática tres Reales Decretos que desarrollaban la ley de ruidos de 2003. Tan obsoleta ha quedado que actualmente la multa que la consejería de medio Ambiente puede imponer por ruido es de 50.000 pesetas, porque ni eso se ha actualizado.
La maquinaria, que es utilizada con protectores en los oídos por los trabajadores que manejan los “sopladores”, emite ruidos superiores a 87dB, más de 90dB medidos por un simple sonómetro de móvil. La ley obliga por prevención a proteger a los trabajadores pero a la empresa que se encarga de la limpieza viaria no le importa que se utiicen en zonas residenciales donde el límite de las emisiones de ruido en horario nocturno es de 55 dB.
No solo es un problema de salud pública y contaminación acústica. Los sopladores además provocan contaminación atmosférica al remover el polvo del suelo según ha puesto de manifiesto un reciente estudio de la Universidad Politécnica de Cartagena que demostró que multiplican entre un 60% y un 70% las partículas PM2,5 y PM10 en suspensión.
“El polvo que los sopladores remueven a velocidades de hasta 200 kilómetros por hora incluye compuestos cancerígenos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos, generados por la combustión de los vehículos, y también partículas fecales de origen animal y granos de polen perjudiciales para la población alérgica.”
Pero no solo afecta a la contaminación atmosférica, sino que los insectos que viven en las hojas están disminuyendo su presencia, necesaria para los ecosistemas, ocho veces más deprisa que el resto de animales, motivo por el cual en Alemania se haya recomendado evitar el uso de sopladores de hojas salvo que sea “indispensable”. Pero no es el caso de Melilla donde la mayoría de los árboles no son de hoja caduca.
Ahora que nos enfrentamos a una emergencia climática lo único que nos faltaba es que para hacer algo tan sencillo como barrer con un escobón el suelo de la calle y los parques como toda la vida se ha hecho necesitemos un motor quemando gasolina y produciendo ruido, para conseguir únicamente eliminar puestos de trabajo.
Guelaya desarrollará este año en Melilla la campaña de Ecologistas en Acción “Sin biodiversidad no hay vida”
- La juventud de Melilla tiene a su disposición a la asociación ecologista para reivindicar su futuro sostenible. El voluntariado joven tiene un encuentro en la reforestación del próximo sábado 22 en la Zec del Nano y el 29 en el Campus de la UGR
- Guelaya propone la ampliación de la Red Natura 2000 de Melilla, tanto en las zonas de especial conservación terrestres como marinas y la creación de una zona de especial conservación de las Aves (ZEPA)
- El informe técnico que justifica la autorización de vertido de salmuera de la desalinizadora antes de su ampliación justifica técnicamente la ampliación de la parte marítima de la ZEC de Aguadú.
- Guelaya mantendrá a lo largo del año actividades de divulgación de la biodiversidad local en los centros educativos de Melilla que así lo soliciten. Actualmente el CEIP Eduardo Morillas y el IES Rusadir albergan exposiciones de Guelaya.
El próximo sábado 22 de febrero Guelaya continúa con su calendario de reforestaciones en el mismo lugar que el sábado pasado. Tras el éxito de la participación familiar de la semana pasada se intenta esta vez invitar expresamente a los jóvenes a participar de forma voluntaria en conseguir un futuro sostenible que les corresponde como derecho a un medio ambiente sano y como lucha ante la emergencia climática.
Con esta iniciativa, que se continuará el sábado 29 en el Campus de la UGR en Melilla, Guelaya inicia las actividades de la campaña “Sin biodiversidad no hay vida”, lanzada en el ámbito nacional Ecologistas en Acción como campaña prioritaria del año 2020.
Pero además de contribuir de forma voluntaria a la resolución de problemas ambientales con acciones como plantar especies autóctonas, Guelaya recuerda que la inversión en la Red Natura 2000 ha sido prácticamente nula en los últimos años, y que debe plantearse no solo la gestión efectiva de nuestros espacios protegidos sino su ampliación porque existen ya suficientes estudios técnicos y acumulación de datos para saber que numerosas especies protegidas están mejor representadas fuera de la Red Natura 2000 actual que dentro, debido a la ,miopía con la que se limitó en su momento el inicio de la Red Natura 2000.
Es momento de hacer balance de lo que se ha hecho con nuestros espacios protegidos, y Guelaya valora las actuaciones realizadas hasta el momento como prácticamente inexistentes, por lo que espera que la situación se revierta y se tomen iniciativas a lo largo del año.
En el caso de la ampliación de la ZEC marítimo terrestre de Aguadú, el informe técnico que estudia las comunidades marinas de los alrededores del vertido de salmuera, de 2017 y que se se ha utilizado para validar ambientalmente la ampliación de la desalinizadora en 2018, llega 10 años tarde porque si se hubiera sabido cuando comenzó la desalinizadora a funcionar que el vertido de salmuera se producía sobre una zona de alto valor ecológico y alta fragilidad. Como dice el informe:
“Según la escala de valoración aplicada, la asociación de comunidades de mayor fragilidad
ecológica sería aquella que se localiza en el acantilado y combina las siguientes biocenosis
(RS/RMS/RMI/AFIC/AEIC/GS). Su importancia ecológica y la presencia tanto de especies
indicadoras de calidad, como protegidas (Patella ferruginea, Charonia lampas (2015),
Astroides calycularis, Lithophyllum lichenoides, Pollicipes pollicipes, Halocynthia papillosa,
Eunicella gazella o Leptogorgia lusitanica), elevan el valor de fragilidad, dando como
resultado una fragilidad ecológica alta-muy alta.”
Hace 10 años un acantilado así no se hubiera dejado fuera de la Red Natura 2000 y toca ahora revertir el error que en su momento se pudo solucionar sencillamente con un emisario de salmueras que alejara el vertido de la costa. Ahora habrá que realizar un seguimiento con 17 puntos de muestreo para una docena de parámetros mientras que la desalinizadora funcione, que a la larga es más caro que haber construido el emisario.
Finalmente, Guelaya quiere manifestar que como todos los años está a disposición de los centros educativos que lo reclaman para para realizar actividades de divulgación de la biodiversidad local y que las exposiciones itinerantes de las que dispone ya están circulando en este momento por el CEIP Eduardo Morillas y el IES Rusadir.