Día: 20 marzo, 2021

Agua en Melilla, sobra dinero y falta gestión

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  • En temas de agua más que dinero hay que conseguir una mejor gestión.
  • El agua que llega a nuestros grifos es infame, cuadriplica el máximo de sales permitidas
  • Si la población real de Melilla fuese de 100.000 habitantes y consumiéramos 140 litros por persona al día, el agua del grifo sería tan buena como la embotellada y no haría falta ampliar la desaladora.
  • El control del territorio es fundamental. Si no sabemos cuántos habitantes tiene Melilla tampoco sabemos cuánta agua derrochamos.
  • Regar aceras, jardines y el campo de golf con agua de los acuíferos debe prohibirse ya.

No sabemos cuántos habitantes reales tiene Melilla, pero el margen de incertidumbre es demasiado grande. No sabemos si hay 10.000 personas más de las censadas, o 40.000.

La falta de gobernanza o de control del territorio nos aboca a no poder precisar las mejores soluciones para nuestro exceso de consumo de agua

En 2017 Melilla gastó 13,9 hm3 de agua según los datos de la Consejería de Medio Ambiente, esto supone casi 440 litros por habitante y día si sólo consideramos la población censada. El Plan Hidrológico 2015-2021 suponía una población flotante  de 10.000 personas, pero lo cierto es que, cada vez más abiertamente, nuestras autoridades reconocen que la población flotante de Melilla puede superar las 20.000 personas. Santiago Barajas, experto en Aguas de Ecologistas en Acción, estudiados los datos de consumo de agua de Melilla considera que las desorbitadas cifras de gasto de agua en Melilla solo pueden explicarse considerando una población no censada de al menos 30.000 personas, quizás 40.000.

Con 30.000 personas no censadas el consumo de agua por habitante y día bajaría hasta 325 litros, lo que sigue siendo una barbaridad si lo comparamos con los datos de consumo medio en España, que según el INE (Instituto Nacional de Estadística)  en 2018,  estuvo en 133 litros por habitante y día.

Otro factor a considerar para explicar estos datos es el estado de la red de distribución de aguas en nuestra ciudad. Aquí los protagonistas no se ponen de acuerdo. Según la Confederación Hidrográfica tenemos una red obsoleta. Según la anterior Consejería de Medio Ambiente tenemos una red aceptable.

Lo cierto es que en Melilla gastamos muchísima agua y no se sabe muy bien por qué.

La respuesta de la Administración ha sido resolver los problemas a base de talonario.

No conocemos bien las causas del sobreconsumo, no hemos hecho ninguna campaña de ahorro de agua, pero sí tenemos 17 millones de euros para ampliar la desaladora.

Hoy día se está sacando continuamente agua de los acuíferos para el riego de parques y jardines, y, lo que es más sangrante, para el campo de golf.

El campo de golf debería regarse con agua reutilizada, proveniente de la depuradora, pero como el proceso de reutilización hace años que no funciona, lo cierto es que debe estar regándose con agua de un pozo colindante. Según los datos del nuevo Plan Hidrológico 2021-2027 el campo de golf supone una presión de un 3% sobre la masa de agua de nuestros acuíferos, lo que equivale a más de 200.000 m3 anuales.

La ampliación de la desaladora ya está aprobada, por lo que no hay vuelta atrás, pero sí podemos exigir que la política de aguas de nuestra ciudad tenga en cuenta la urgente necesidad de acabar con el uso de agua de los acuíferos para riegos, baldeos de aceras y mantenimiento del campo de golf.

Tampoco es sensato que, siendo Melilla una región con unos enormes problemas de abastecimiento de agua, tengamos uno de los precios más baratos de toda España. El precio del agua en Melilla está en 0,7 € por m3, en Madrid, por ejemplo está en 1,76 €, más del doble, pero el 50% del agua que llega a nuestros grifos es agua desalada, mucho más cara que la del Canal de Isabel II que abastece a Madrid, por lo que la diferencia de precios es abismal.

Los precios del agua deben tener en cuenta a las familias más necesitadas, pero no puede haber barra libre, esto favorece el derroche.

También hay que reconocer que antes de subir el precio del agua habría que conseguir que tenga un mínimo de calidad. El elevado consumo es responsable de que nuestros acuíferos estén sobreexplotados y, por tanto, salinizados. El agua que llega a nuestros grifos es infame, cuadriplica el máximo de sales permitidas en  lo que se considera un agua con condiciones óptimas de potabilidad.

 Reducir el consumo hasta 140 litros por habitante y día, que es la media española, permitiría disminuir la presión sobre los acuíferos y obtener un agua de gran calidad.

Baste un ejemplo, si la población real de Melilla fuese de 100.000 habitantes, y cada persona gastase 140 litros al día, el consumo anual de agua sería de 5,1 hm3. Nuestra desaladora actualmente está produciendo 7,3 hm3 anuales, es decir, no haría falta sacar ni un litro de los acuíferos, tendríamos agua de sobra y de una calidad similar a la del agua embotellada que compramos para beber. Y, por supuesto,  tampoco haría falta ampliar la desaladora.

El problema es que no sabemos cuántos somos ni por dónde derrochamos el agua.

Controlar el territorio, mejorar la gestión de la red de abastecimiento, la del uso de nuestros acuíferos, la del precio del agua y conseguir una depuradora que funcione, tareas pendientes para una ciudad que quiera ser eficiente en sus recursos y deje de buscar soluciones solo a base de talonario.

«Decepcionante Foro», el resumen de las entidades defensoras de la movilidad sostenible

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  • Una descafeinada convocatoria del Foro, al faltar alrededor de la mitad de las entidades, aprobó la zona azul en la calle general Marina
  • El preacuerdo adoptado entre la Consejería y los comerciantes desvió el Foro por la movilidad a un encuentro centrado en lo económico a corto plazo
  • Los argumentos técnicos y alternativas viables que presentó la Mesa por la Movilidad y el resto de entidades resultaron imposibles de consensuar, aunque el Consejero terminó aceptando incluir un punto sobre Seguridad vial en el próximo Foro

Ninguna ciudad europea habría aprobado una zona azul en una calle a 100 metros de un parking de 1.400 plaza que está vacío o cerrado, como se aprobó en el Foro de la Movilidad de Melilla realizado ayer. Pero no era de movilidad sostenible a lo que la mayoría de entidades presentes acudieron, sino a hacer valer la promesa que desde la Ciudad se le hizo a los comerciantes sobre la creación de cierto modelo de zona azul de Melilla, en una medida parcial e insuficiente.

Desde las organizaciones que conformamos la Mesa por la Movilidad se planteó en todo momento el apoyo y solidaridad con el comercio del centro frente a las grandes superficies, y se le tendió la mano para una reactivación basada en la animación de las calles peatonales. Además, se evidenció que las dificultades económicas por las que pasa ese sector, como el de hostelería y como el de tantas personas trabajadoras afectadas por la pandemia, no eran provocados por la movilidad sostenible, que lejos de ser el problema es la solución para la reactivación del centro, como ocurre en todas las ciudades medias y grandes de España.

Invitar a la gente de Melilla a ir al centro a comprar en coche gracias a la zona azul no va a resolver problemas como el cierre de la frontera, el aumento de la venta on line, los altos alquileres fijados por las franquicias, la crisis económica de una población azotada por la pandemia o la competencia de las grandes superficies, pero sí va a crear un tráfico de agitación innecesario que va a provocar humos y contaminación, ruidos y en definitiva, problemas de salud ambiental que desanimará a quienes quisieran ir a comprar.

Además, la zona azul es en todo caso provisional por insostenible, por la imposibilidad de mantenerla el año que viene cuando se confirme la tambien promesa de la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad de poner en marcha en Melilla la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) del Centro. Solo los vehículos más recientes podrán aparcar en la ZBE en una ciudad que tiene un parque móvil de más de 11 años de antigüedad media.

La zona azul no solo va a ser usada por muy pocos vehículos, sino que también va a impedir el acceso a sus casas a los residentes que tendrán que dejar sus vehículos en los aparcamientos subterráneos, esos que fueron tan costosos para el erario público, pagando más de 100 euros al mes y sin poder acercar a sus casas las compras, las maletas o las personas de movilidad reducida.

Todos esos argumentos fueron presentados por la Mesa por la Movilidad y el PSOE, aceptando incluso la idea de sustituir aparcamientos en superficie por aparcamientos subterráneos, pero no surtieron ningún efecto porque la decisión estaba ya tomada. Se dejó claro que la opinión que debía prevalecer era la de los representantes de los comerciantes, aunque como se demuestra no sea acertada. Ni siquiera se contempló la propuesta de mejorar entornos escolares saludables presentada por el PSOE como socio en el Gobierno, ni la de fijar criterios de intervención para incluir iniciativas en todos los centros educativos de la ciudad realizada por la Mesa por la  Movilidad.

Si el Foro debe ser obviamente una herramienta de consenso, incluso se podría haber dejado sobre la mesa la aprobación de la zona azul a la espera de que se presente, en su caso, el nuevo proyecto para derribar el muro del parque Hernández, que va a modificar tal como lo reconoció el propio Consejero, el plan de 150 aparcamientos que se nos presentaba en ese momento.

Integrar la calle general Marina para hacerla una extensión del parque, como zona 10 con plataforma única, con terrazas y como calle paseable en definitiva podría ser una idea a contemplar, pero la zona azul impedirá esa posibilidad o se obligará a deshacer todo en breve.

Se debatió un cambio de sentido de la Calle Gran Capitán, donde si se mantiene la recta para el tráfico motorizado necesitará pasos de peatones elevados, y si hay plataforma única precisará un itinerario sinuoso para evitar la violencia vial.

Finalmente, los representantes de la Mesa tuvimos que esperar a ruegos y preguntas para recordar que desde diciembre se han presentado ya 3 peticiones para debatir en el Foro medidas de seguridad ciudadana para disminuir las tasas de siniestralidad vial y conseguir “in extremis” vencer la resistencia del Consejero a plantearse la seguridad vial de Melilla desde el Área de Movilidad de su competencia.

La Mesa por la Movilidad de Melilla reitera las necesidad de un Foro por la Movilidad para consensuar las medidas para disminuir la violencia vial en Melilla

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• El Área de Movilidad de la Consejería de Medio Ambiente informó a la Mesa por la
Movilidad de las propuestas que la Ciudad envía a la convocatoria del Ministerio de
Transportes


La movilidad sostenible sigue sin tener un objetivo claro hacia favorecer el derecho a los peatones y ciclistas a circular de forma segura, pero la política europea que da los fondos COVID-19 tiene claro que el coche privado no es sostenible


El apoyo de dinero público al transporte público es bienvenido siempre que las
inversiones públicas no caigan en el saco roto de la COA, y se mantengan los puestos
de trabajo


Hace una semana tuvo lugar la entrevista entre los representantes del Área de Movilidad de la
Consejería de Medio Ambiente y la Mesa por la Movilidad, en la cual fuimos informados de las
líneas temáticas de la respuesta del consejería a la convocatoria del Ministerio de Transportes.
Ninguna de las propuestas que el área de movilidad diseñó responde a la petición de la Mesa sobre
actuaciones para disminuir la violencia vial en la ciudad, entre las tres más altas de todas las
provincias españolas según los informes anuales UNESPA, la asociación de las compañías de
seguros en España.


Por eso la principal demanda ante la CAM es la convocatoria de un Foro extraordinario para
consensuar las medidas para disminuir las tasas de siniestralidad vial en Melilla, que mientras que
incluyan víctimas mortales, serán inadmisibles.
Las tres líneas temáticas que el ministerio demanda son tan importantes que no cabe realizar una
valoración global sobre las peticiones de la CAM por parte de las necesidades del Foro por la
movilidad, por lo que hacemos público nuestra valoración en cada línea temáticas


1 Zonas de Bajas emisiones:
Apreciamos la iniciativa de comenzar ya este año con las inversiones para poner en marcha la ZBE
del centro de la ciudad a más tardar el año 2022, tal como se prometió por parte de la anterior
viceconsejería. No obstante, recordamos que las ZBE no solo deben ubicarse en el centro de la
ciudad, sino también en los barrios.


2 Movilidad sostenible:
Encontramos en este ámbito las mismas contradicciones que venimos observando en el desarrollo
del PMUS en años anteriores. Si bien algunas de las medidas planificadas son totalmente coherentes
con los objetivos de la movilidad sostenible, que implican necesariamente el paso del uso y abuso
del coche privado a modalidades sostenibles de desplazamientos, otra en cambio son lo contrario,
como por ejemplo la construcción con dinero público de un parking en la zona del Rastro o invertir
en un sistema de vigilancia de zona azul de estacionamientos cuando ya existe un multacar en la
policía local que puede realizar esa labor, que por otro lado, incentiva venir al centro con el coche
particular.
Por ello la Mesa por la movilidad no puede aceptar estas iniciativas encaminadas más bien a
intentar “contentar” a todas las corrientes de opinión. Echamos de menos una perspectiva más
“racional” basada en evaluar la situación actual tras el diagnóstico realizado en el PMUS y
establecer objetivos claros medibles y cuantificables en cuanto al uso de las modalidades de
desplazamientos.

3 Transporte público (COA):
La Mesa por la Movilidad considera fundamental para la movilidad sostenible la mejora del servicio
público urbano de la COA, tanto en autobuses eléctricos más pequeños, como en la mejora de
paradas y marquesinas y de información en tiempo real en las mismas. Sin embargo esas
inversiones deben estar vinculadas a otro tipo de medidas complementarias, especialmente a la
licitación del servicio que no puede mantenerse en las actuales circunstancias. Esperamos que esta
consejería tenga la valentía en esta cuestión de sacar la licitación del servicio lo antes posible.
Hace mucho tiempo que la COA es un saco sin fondo para el dinero público, y necesita inyecciones
de inversiones, pero no orientadas hacia la supervivencia de una cooperativa que ha dejado de serlo
por tener trabajadores asalariados, sino a la mejora del servicio. La Mesa apoya la intervención de
la CAM en el servicio con inversiones, pero deber articular un sistema mixto para garantizar la
rentabilidad de las inversiones en el aumento de pasajeros.


Por último, queremos defender la situación laboral de todas las personas que trabajan en la COA, sean o no sean cooperativistas y sea cual sea la fórmula final que se establezca con la empresa.