Día: 1 julio, 2022
Aguas de baño inundadas de plástico con los vientos de levante.
Fondos marinos cubiertos de basuras.
La ensenada de Galápagos, de belleza indescriptible, tiene los fondos marinos muriendo sepultados en plásticos.
¿A quién queremos engañar con las banderas azules?
La limpieza de los cauces de la ciudad es requisito imprescindible para mejorar la calidad del agua de nuestras playas.
De nuevo debemos salir al paso de la publicación de la concesión de “Banderas Azules” en Melilla este año por no reunir los requisitos mínimos de rigor, solvencia e independencia. Se trata de galardones fraudulentos enfocados a la autocomplacencia de nuestros gestores medioambientales y al intento de ocultar los graves problemas de la conservación de nuestras costas.
Las banderas azules otorgadas a Melilla, como muchas de otras ciudades españolas carecen de cualquier credibilidad, no realizan inspección alguna y no evalúan con rigor el estado medioambiental de las playas.
Las donaciones económicas de las comunidades autónomas son la principal fuente de financiación de esta iniciativa de las banderas azules, y, previo pago, éstas pueden participar como miembro del «jurado internacional» que valora las candidaturas. Por lo tanto, pueden ser “juez y parte”, un hecho que todas las organizaciones ecologistas critican.
Sólo así puede entenderse que siendo un requisito imprescindible para la concesión de bandera azul «En el control de los parámetros físico-químicos del agua de baño se especifica que debe existir ausencia de de contaminación flotante como plásticos, botellas, vidrios, contenedores y cualquier otra sustancia», año tras año se otorgue bandera azul a las playas de Cárabos y la Hípica, cuyas aguas están perpetuamente inundadas de plásticos flotantes con los vientos de Levante.
La bandera azul otorgada este año a Galápagos es especialmente hiriente. La ensenada de Galápagos es un rincón de belleza indescriptible. Sus fondos marinos están muriendo sepultados en plásticos. Algunas asociaciones de buceo han realizado limpiezas voluntarias de estos fondos, pero sólo han servido para llamar la atención ciudadana; no ha habido ninguna medida de protección posterior de nuestros gestores ambientales.
Las banderas azules hace tiempo que no tienen ningún aval técnico, ni científico, ni administrativo de la UE; son promovidas por un conjunto de asociaciones privadas ligadas a las empresas turísticas. La acumulación de fraudes y denuncias en su obtención hizo que la Comisión Europea les retirase el apoyo económico y se desmarcase de la campaña.
El grueso de las basuras que llegan al mar provienen de la propia ciudad de Melilla; las entradas de basuras procedentes de Marruecos son importantes, pero ocasionales. Por ello emplazamos a nuestros gestores municipales a que no pierdan el tiempo (y el dinero) persiguiendo estos falsos galardones y se afanen en hacer frente a los máximos desafíos para nuestras playas:
· Es preciso mantener los cauces de la ciudad de Melilla permanentemente limpios de basuras. Para ello es imprescindible un plan limpieza sistemática, vigilancia y sanción.
· En el río de Oro, la empresa Tragsa que está abordando la renaturalización del tramo alto del mismo, ha sacado más de cien camiones de basuras en dos años, pero las zonas limpiadas vuelven a ensuciarse una y otra vez. No hay nadie que controle los vertidos.
· Llamamos la atención sobre la enorme cantidad vertidos de todo tipo que se están acumulando de nuevo en el arroyo Mezquita.
· La costa de Melilla la Vieja se cubre de basuras arrojadas desde los asentamientos en los acantilados.
Para mejorar la calidad de nuestras playas lo mejor sería olvidarnos de las banderas azules y dedicarnos a limpiar y vigilar que no se arrojen basuras en los cauces. Esta tarea no es fácil, pero alguien tendrá que abordarla algún día.
